VIOLENCIA POLÍTICA: ¿LACRA O SOLUCIÓN?
Hablemos de este tema porque me toca bastante los cojones.
Desde hace un tiempo hasta esta parte, estoy viendo numerosos comentarios, en especial en mi querida Españita, que justifican la violencia política con tal de conseguir objetivos políticos o ideológicos de lo más variopinto. La radicalización de las posturas respecto a esta cuestión nos coloca en un escenario de involución social y política del que no deberíamos sentirnos orgullosos.
Que si a los fachas hay que combatirlos, que si a los rojos hay que cazarlos, y demás parafernalia extremista que nos coloca en un peligroso punto de no retorno desde el momento en que dicho odio al diferente empieza a ser canalizado por las propias formaciones políticas.
Y es que no hay nada como el pensamiento racional para evitar caer en la defensa de estas gilipolleces.
Pero en esta entrada quiero ir más allá.
Quiero plantear seriamente un debate en torno a la eficacia de la violencia política basado especialmente en evidencias históricas tanto remotas como recientes, ya que de paso se puede analizar cómo ha evolucionado la resolución de conflictos sociales a lo largo de nuestra historia.
Perspectiva histórica de la violencia política
Para empezar a hablar de violencia política, necesitamos establecer una definición clara de violencia política.
Podemos estar de acuerdo en que se trata de una serie de procedimientos de carácter violento que se efectúan con tal de forzar la consecución de objetivos políticos que pueden ser tanto a nivel ejecutivo como a nivel judicial o legislativo.
Procedimientos que vendrían marcados por una ideología o una serie de propuestas que buscan ser impuestas frente a las del resto de actores políticos.
Vamos, una traducción más coloquial sería algo del rollo: "aquí mandan dos cosas: mi ideología política y mis peludos cojones. Y no sé cuál de ambas cosas mola más".
Pero yendo al meollo del asunto, la violencia política, puesta en perspectiva histórica, ha sido un medio de cambio político en multitud de escenarios.
Desde las revueltas de esclavos en la antigua Roma (siendo la más conocida la protagonizada por Espartaco en el año 73 a. C. y de la cual se ha hablado extensamente en el cine), hasta los golpes de Estado en el siglo XX y las revoluciones comunistas, la violencia política ha sido usada como método de cambio político. Hasta aquí puedo estar de acuerdo con los extremistas que la defienden como medio.
Pero mis discrepancias comienzan en el momento en que analizamos cuáles fueron las consecuencias posteriores de la aplicación de dicha violencia política.
Revolución francesa (1789-1799): dio paso a un régimen revolucionario de terror donde se persiguió a todo aquel que no estaba de acuerdo con los ideales de la Revolución francesa, llegando este clima de persecución a su punto álgido entre los años 1793 y 1794 durante el período dirigido por Robespierre conocido como el Terror, y no en vano, ya que más de 30.000 personas fueron asesinadas por este hijo de puta en el año que ocupó como líder de la Francia revolucionaria. El total de muertos de la Revolución francesa sobrepasó, además, el medio millón de muertos, pudiendo llegar hasta el millón según algunas estimaciones.
Levantamiento del 2 de mayo (1808): si bien este levantamiento dio paso al principio del fin de la ocupación francesa en España, lo cierto es que finalmente terminaría en tragedia, ya que si bien los liberales lograron avances durante varios años durante la Guerra de Independencia contra Francia, tal como una de las primeras Constituciones liberales de la historia (la Constitución de Cádiz de 1812), dichos avances serían frustrados a la llegada de Fernando VII en 1814, quien derogaría la Constitución de Cádiz en Valencia. Y el levantamiento no triunfó al instante, ya que posteriormente a dicho levantamiento una brutal represión por parte de los franceses causaría numerosas muertes entre los sublevados.
Pronunciamiento de Riego (1820): este levantamiento, dirigido por el coronel Rafael del Riego, logró subvertir temporalmente la deriva absolutista de Fernando VII y hasta lograría que Fernando VII jurase la mencionada Constitución de 1812, pero fue frustrado en el momento en que los Cien Mil Hijos de San Luis, un ejército enviado desde Francia para cubrir las espaldas de Fernando VII, entró en acción, siendo ejecutado finalmente el coronel Riego en 1823.
Revolución rusa (1917): esta revolución, que se produjo en un período de varios meses, desembocó, sí, en un cambio político consistente en el derrocamiento del régimen zarista, para ser modificado POR UN RÉGIMEN COMUNISTA. Si bien hay controversia sobre si considerar o no comunista la etapa entre 1918 y 1921 (pese a que se tiende a denominar "comunismo de guerra" a esta etapa), lo cierto es que podemos hablar de lo que ocurrió durante dicha etapa: se fundó la Checa (el antecedente directo de la policía política soviética), se ejecutó a decenas de miles de personas, muchas de ellas sin juicio previo, se produjeron hambrunas a lo largo de toda Rusia, y un largo etcétera.
Todo esto para dar paso a un régimen totalitario que, aunque se convirtió en potencia económica a escala mundial, se convirtió también en un represivo régimen que restringió de miles de formas diferentes la libertad de sus ciudadanos, en especial la libertad política e ideológica, de formas de lo más violentas y variopintas.
Y así fueron los años posteriores al evento con el que seguramente vuestros compañeros perroflautas de la facultad se hacen pajas antes de irse a dormir.
Más incluso que con sus propias novias jo jo jo.
Golpe de Estado de julio de 1936 (1936): Después del tortuoso período de polarización política y violencia que supuso la Segunda República (hasta el punto de que merecería toda una entrada aparte), llegaría un golpe de Estado tras las elecciones de 1936, las cuales ganó el Frente Popular y en las cuales se produjo un fraude electoral bastante cantoso (hay fotos de los números manipulados y todo, para que me entendáis). Dicho golpe de Estado fue encabezado por el general Francisco Franco (aunque en principio iba a ser encabezado por el general José Sanjurjo, pero ese mismo año falleció en un accidente de avión cuando iba a trasladarse a la zona sublevada para tomar el mando), y dicho golpe sería la guinda en el enorme pastel que se cocinó durante la Segunda República y que desembocaría en la Guerra Civil española (1936-1939), la cual, tras tres años de violencia sangrienta por parte de ambos bandos, terminó EN UNA DICTADURA que duró casi cuarenta años (nuestra querida dictadura franquista).
Es decir, no solo este golpe fue la gota que colmó el vaso para que la sangrienta Guerra Civil se produjese, sino que además fue el artífice de una puta dictadura que se cobraría miles de víctimas, pese a que a nivel económico lograron resultados bastante buenos durante su segunda etapa, que duró desde 1959 hasta 1975.
Por todo esto suelo decir que los subnormales que se posicionan en uno u otro bando solo porque su abuelo, bisabuelo o tatarabuelo pertenecía a tal bando o fue represaliado por el contrario son unos gilipollas sin identidad ni pensamiento propio, ya que moldean su ideología en base a eventos pasados de sus familias en los cuales ellos no participaron de ninguna manera, ya que ni siquiera habían nacido.
Este argumento suele ser un poderoso detector de imbéciles jo jo jo.
Y es que vamos a ver, pedazo de cuñado. El bando al que perteneciese tu bisabuelo durante la Guerra Civil me importa lo mismo que si te tiraste a la gorda de tu clase en tu fiesta de graduación de cuarto de Secundaria cuando llevabas cinco cubatas encima.
Es decir, que es un detalle totalmente irrelevante para la conversación y, ya que estamos, para mí.
Pero volviendo al tema, la Guerra Civil fue culpa tanto de unos como de otros y no contribuyó a crear un país mejor, sino una dictadura militar de la que miles de personas fueron víctimas.
Revolución cubana (1953-1959): los zurdetes amantes de los piojos en el cabello y del Che Guevara y a los cuales lo llevan en camisetas LGTBI (ignorando que este elemento tenía campos de concentración a los que llevaba a personas homosexuales), son amantes de este período histórico.
Pero, bromas aparte, es importante que entendamos el contexto en el cual sucedió.
Antes de 1959, Cuba se hallaba regida por una dictadura militar dirigida por Fulgencio Batista. En este contexto, el comunismo había ganado un gran apoyo en Cuba en los años 50, apoyo explicado sobre todo por el rechazo a la dictadura ya existente. En 1953, Fidel Castro crea el Movimiento 26 de Julio o M-26-7, una organización comunista destinada, en principio, a combatir la dictadura de Batista. La revolución comenzaría en julio de 1953, y continuaría de forma esporádica hasta que Batista fue derrocado el 31 de diciembre de 1958.
Si bien Fidel Castro dijo en principio que su movimiento no era comunista, lo cierto es que su lengua viperina le traicionaría en octubre de 1965, cuando fundó el Partido Comunista de Cuba.
Esto daría paso a una dictadura cuya represión se traduciría en miles de muertes y en una de las gestiones económicas más desastrosas de la historia, que acabaría empobreciendo hasta el hartazgo a la isla.
Me hace especial gracia cuando veo gilipollas a quienes el vello público apenas les ha empezado a crecer en sus partes nobles hablando maravillas de la sanidad de Cuba, ignorando que la parte del sistema sanitario cubano que ellos pueden ver es la que el régimen les muestra, es decir, la que emplean los peces gordos del partido y los turistas.
En serio, podéis buscar fotos del estado de los hospitales cubanos. Os vais a querer sacar los ojos de las órbitas.
Pero en serio, ¿ALGUIEN ME PUEDE DECIR QUÉ TUVO DE POSITIVA LA REVOLUCIÓN CUBANA? Le hago los deberes de la universidad durante un mes al pavo que consiga demostrarme que la Revolución Cubana tuvo aunque sea UNA SOLA cosa positiva.
Y por favor, no me vengáis con gilipolleces del rollo "HeZ KhE HeZhTaDoZ UnIDoZh PuSoH uN BloKheoH a KuBaH" porque son muy fáciles de desmentir (ya dedicaré una entrada a desmentir el absurdo mito del bloqueo estadounidense de Cuba).
Golpe de Estado de Pinochet (1973): Este golpe de Estado daría como resultado una transición violenta del régimen socialista de Salvador Allende a un sanguinario régimen dictatorial militar que se cobró centenares de miles de víctimas en los diecisiete años que duró.
Quienes tratáis de defender esto en base a que Chile "se libró del socialismo" tendríais que probar a mirar los pobres indicadores económicos de la era pinochetista.
Según los datos del Banco Mundial, si bien el PIB chileno con Allende era impresionantemente bajo, la subida que experimentó durante el pinochetismo no fue tan espectacular como los defensores del régimen pinochetista pretenden argumentar. Si miráis el gráfico, incluso experimentaría una caída considerable en los años 80.
Es que macho, al menos el franquismo era defendible en el apartado económico (al menos en su segunda etapa), pero es que el pinochetismo NI ESO, joder.
El régimen de Pinochet fue una de las peores mierdas que le pudieron ocurrir a Chile, y los datos lo demuestran.
Con lo cual, ¿de qué sirvió dar un golpe de Estado en 1973 y matar a miles de personas?
Ya os lo digo yo: NO SIRVIÓ DE UNA MIERDA.
Y podría poner más ejemplos, pero quiero abordar más perspectivas y la entrada se me haría demasiado larga.
Lo que podemos concluir es que la violencia política, desde una perspectiva histórica, no ha dado siempre buenos resultados.
Y ya si nos metemos a hablar de terrorismo, menos todavía. No creo que nadie pueda defender de forma objetiva que el terrorismo de ETA o de los GRAPO consiguió cosas positivas en la política española.
Pero, pasemos a hablar de las otras perspectivas desde las cuales podemos analizar el fenómeno de la violencia política.
Perspectiva moral de la violencia política
Pero, ¿podemos decir que es moralmente correcto el ejercicio de la violencia política?
La respuesta corta es un no rotundo. La respuesta larga es algo más compleja de explicar.
Cuando eres un niñato pajillero de 16 años sin capacidad de análisis que entra en contacto con un movimiento político fuertemente cohesionado donde puedes conocer a más chavales de tu edad, con tus mismas creencias y tus mismas convicciones, fácilmente tratas de cumplir con todos los tropos de la ideología de tu movimiento, aunque sea solamente para sentirte parte de algo.
Es algo natural y humano, pero también algo que debemos evitar por nuestro propio bien y por lo castrante que resulta en el ámbito intelectual.
No digo que os aisléis en una puta burbuja y os pongáis a odiar a todo el mundo, sino simplemente que seáis críticos con todo y no permitáis que ningún gilipollas magufo y populista os manipule.
Pero, ¿adónde quiero llegar con todo esto?
Pues al hecho de que la identificación profunda con un grupo favorece enormemente la utilización de la violencia política, ya que esa identificación profunda puede provocar que acabes empleando la fuerza y la violencia para defender los ideales de ese grupo con el que tan identificado te sientes.
Pero, ¿merece la pena?
NO. Rotundamente NO. En las democracias, al menos, la violencia política únicamente sirve para que os metan en la cárcel y os dejen el culo como un túnel de carretera cada vez que se os caiga la pastilla de jabón en la ducha.
En las democracias, las reformas se hacen, normalmente, de forma pacífica.
En el momento en que la violencia política comienza a formar parte de la hoja de ruta de las formaciones y movimientos políticos del país, las democracias empiezan a tambalearse, ya que si los movimientos políticos son capaces de usar la violencia contra quienes no piensan como ellos ANTES de entrar en política, imaginad lo que pueden hacer cuando entren en política y empiecen a influir en las políticas de gobierno.
La violencia SIEMPRE ha de ser el último recurso, en caso de que todas las alternativas anteriores hayan fallado o en caso de que el gobierno sea represivo y dictatorial (curiosamente, aquí se dan casos de violencia política que sí que resultó efectiva, tales como los asesinatos de Mussolini en Italia y de Ceaucescu en Rumanía).
Por tanto, los que defendéis el vandalismo generalizado que caracteriza a ciertos movimientos especialmente de ultraizquierda en España estáis contribuyendo a la polarización política del país, y sinceramente dais puto asco, ya que sois parte de uno de los grandes problemas que tiene nuestro país actualmente.
Por tanto, podemos concluir que la violencia política solo es moralmente correcta cuando el gobierno nos aprieta demasiado los huevos y ninguna de nuestras anteriores alternativas funciona. Pero NUNCA es correcta como medio estándar de protesta política.
No confundáis oponeros al sistema político (lo cual es muy loable por vuestra parte) con hacer el gilipollas en las calles, por favor.
Probablemente todos los barrenderos, policías y médicos de vuestras respectivas ciudades os lo agradecerán.
Perspectiva sociológica de la violencia política
La violencia política, como fenómeno, también podría ser analizada desde un punto de vista sociológico, ya sea a modo de protesta por parte de grupos socialmente marginados o por parte de grupos que, desde un punto de vista demográfico, creen que ésta supone una buena alternativa a la democracia.
Desde esta perspectiva sociológica podemos comprender, por ejemplo, por qué Espartaco inició su rebelión de esclavos en el año 73 a. C. La esclavitud en Roma era increíblemente dura. Vosotros pensad que era a los esclavos a quienes se obligaba a luchar a muerte en coliseos romanos para el entretenimiento del público. Los esclavos romanos estaban hasta la polla de su situación, de ser utilizados como carnaza para el entretenimiento de las masas.
¿Por qué este evento de violencia política puede ser analizado desde un punto de vista sociológico?
Porque tiene que ver con la jerarquía social de la sociedad romana. Se trata de la clase más baja de la sociedad rebelándose contra el Estado que los mantiene en esa sumisión constante.
¿Y qué quiero decir con esto?
Que muchas protestas relacionadas con la violencia política tienen su origen en conflictos entre diferentes estratos sociales.
Con esto NO quiero decir que este motivo sea el único para las protestas históricas que conllevan violencia política. Marx se equivocaba profundamente al decir que la lucha de clases es el motor de la historia. En la historia las cosas NUNCA ocurren por un único motivo. A menudo concurren varios motivos que impulsan cualquier conflicto social o político.
De verdad, quitaos de la cabeza esa gilipollez de los buenos y los malos en la historia de la humanidad porque ya no tenéis 15 años.
Al menos, espero que no los tengáis y, que si los tenéis, intentéis conformar una mentalidad lo más racional posible. La política es de los peores espacios imaginables para dejarse llevar por las emociones.
Cuando os digo que la violencia política puede explicarse desde una perspectiva sociológica, me refiero a que HAY CASOS donde el origen de ésta tiene raíces sociológicas, que a menudo tienen que ver con un tambaleo de las estructuras sociales de una determinada sociedad, sobre todo en épocas pasadas, donde las estructuras sociales estaban claras y las clases sociales muy diferenciadas.
Luego ya nos podríamos poner a debatir sobre hasta qué punto existen las clases y las estructuras, que parece fácil delimitarlo pero no lo es ni de coña.
Y bueno, hasta aquí la entrada, que me he cansado de escribir y mañana tengo clase.
Feliz politiqueo, cabrones.
Exacto. Hoy en día se ha normalizado demasiado el extremismo como una forma de defender el patético "argumento" de "al menos tengo las ideas claras", y no, lo que se fomenta es la ida de olla a gran escala sin tintes racionales y con una carga de comprensión emocional que ningún político se va a atrever a compartir. Yo personalmente no confío en la política. Hay que velar más por los intereses del pueblo que de los que se llenan los bolsillos prometiendo utopías, pero como eso roza lo imposible con tanto cínico, me abstengo cada vez que hay que votar.
ResponderEliminarBuena entrada. 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻
Buenas!!! Soy el autor de Política Enfurecida, aunque no lo parezca por el nombre. Sí, estoy claramente de acuerdo con tu observación.
EliminarLa glorificación de la violencia política es quizás el síntoma más claro de los senderos tan peligrosos que está tomando la polarización política en nuestro país. Y me jode bastante porque sé a la perfección cómo suelen acabar siempre estas historias. Es muy bonito saber de historia pero más bonito aún es entenderla de verdad, y esto último también falta. Lo peor es que el sistema educativo y el Estado tienen bastante culpa en esto también, ya que enseñar la historia de forma parcial tiene sus consecuencias.
Muchas gracias por leerme y espero que te gusten las próximas entradas!!! 💪🏻💪🏻💪🏻