martes, 29 de octubre de 2024

Izquierda posmoderna y rebeldes de plastilina

IZQUIERDA POSMODERNA Y REBELDES DE PLASTILINA


Es un verdadero cáncer para la sociedad y muchos no son conscientes de hasta qué punto contamina el pensamiento político y social.

Bienvenidos a otra maravillosa entrada de este blog en el que digo gilipolleces mientras extraigo alguna que otra reflexión.

Para empezar, no quería dejar sin comentar el hecho de que Íñigo Errejón, uno de los que en su momento formaron parte del núcleo fundacional de Podemos y cuyo fracaso estrepitoso en política se dejó entrever cuando, con su formación Más País, recibió un duro batacazo electoral en noviembre de 2019, ha sido acusado de ser un agresor sexual.

La actriz Elisa Mouliaá señaló ser víctima de agresión sexual por parte de nuestro querido Milhouse posmoderno.

Si bien las declaraciones de Errejón al respecto han sido un tanto ambiguas, soy partidario de no opinar al respecto hasta que la situación esté completamente clara.

Lo que sabemos al respecto es que Errejón ha dimitido de su cargo político, y que han aparecido otros casos en los que muchachas denunciaban o señalaban a Milhouse por comportamientos sexuales inapropiados.

Insisto, no sé si será verdad o no.

Pero en todo caso, no pinta bien para la imagen que los aliados feministas tratan de transmitir al mundo.

Principalmente porque si es verdad, mostraría que bajo la capa de héroes comprometidos con la igualdad y las mujeres que tratan de mostrar al mundo, existen auténticas fosas sépticas morales que tratan de ocultar constantemente al resto del mundo.

Y si es mentira, su discurso restando importancia a las denuncias falsas se resquebraja al ser sus principales negacionistas (es decir, ellos) quienes empiezan a padecer sus consecuencias, tanto legales como reputacionales (siendo las últimas incluso más jodidas al no depender del arbitrio de la justicia sino del juicio social).

Tampoco ayuda que la definición de acoso y agresión sexual que opera en sectores feministas de izquierdas sea la que es, pudiendo encuadrarse incluso los piropos, el sexo con consentimiento tácito o las miradas insistentes como merecedores de esta calificación.

Con lo cual, también tendríamos que ver qué tipo de hechos concretos se le imputan a Errejón.

Y en este caso la acusación sí que es bastante seria, ya que básicamente lo acusa de agredirla sexualmente (aunque su descripción de los hechos sea, cuanto menos, dudosa si se pretende llegar a dicha conclusión).

En el caso que nos ocupa, hay ciertas cosas que chirrían, como que Mouliaá le riese las gracias a Milhouse poco después de cuando presuntamente tuvo lugar el ataque o que quisiera irse a su casa con él después de haberla ya atacado.

La cuestión es que no sabemos a ciencia cierta qué ha pasado ahí. Todo lo que podamos decir al respecto, creamos o no en los testimonios, son puras especulaciones. 

Pero bien, abandonando la polémica relacionada con este gilipollas cuyo sueldo pagamos todos los españoles vía impuestos, en esta entrada quería comentar otro tema, que si bien está relacionado, por sí solo me preocupa más incluso que el hecho de que los famosos asaltadores de cielos se devoren entre ellos.

Ese tema es el de la izquierda posmoderna, y cómo está convenciendo a mucha peña de que son revolucionarios que van a cambiar el mundo por hablar de microagresiones, fascistas que aparecen hasta por la taza del retrete, machirulos racistas, homófobos y xenófobos que te violan con la mirada y te oprimen despatarrándose en el transporte público o explicándote cosas, tránsfobos que se niegan a comer pitos trans y gordas a las que oprimes por no querer inseminarlas con tu descomunal rabo ibérico cuando vas borracho en una discoteca a las cinco de la madrugada o terribles comportamientos machistas que hacen del mundo un lugar peor como piropear a una mujer que te gusta o ver XVideos en tu ordenador.

Joder, este tipo de personajes son insufribles y gilipollas a niveles estratosféricos, pero están tan convencidos de su virtud que creen que son una especie de versión malasañera del Capitán Planeta.

Pero pese a que sus paridas estén las veinticuatro horas del día en los medios de comunicación, el debate social y político, el gobierno E INCLUSO EN EL PUTO BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO, hay unas cuantas cosas que tenéis que saber sobre esta corriente.

En primer lugar, que no viene de la nada.

Es decir, pese a que se trata de un conjunto de paridas confeccionadas por un grapado de filósofos posmarxistas y posestructuralistas del siglo XX que empezaron a impulsar progresivamente un distanciamiento entre la izquierda política y el marxismo tradicional y su lucha de clases, es importante entender que hubo unas mentes que durante el pasado siglo e incluso durante nuestra época se dedicaron a elaborar las bases de lo que hoy conocemos como izquierda posmoderna.

Y en segundo lugar, que es hija de los cambios históricos que se han ido produciendo durante el pasado siglo.

La progresiva globalización de la economía y las comunicaciones, los avances en derechos acaecidos durante la segunda mitad del siglo XX, el progreso tecnológico, la consolidación del Estado del bienestar y la caída del bloque comunista durante los años ochenta y noventa, así como el distanciamiento de la izquierda europea con la línea soviética (producido especialmente tras los eventos húngaros de 1956 y manifestado en las protestas de mayo del 68) fueron algunos de los factores que impulsaron este cambio en la izquierda.

El centro de la lucha había dejado de ser el obrero tradicional, mayoritariamente varón, para centrarse en otros grupos identitarios considerados "alternativos" a la imagen del varón blanco heterosexual.

Pero al contrario de lo que sus defensores suelen esgrimir para chuparse las pollas a sí mismos estirando sus cuerpos cual criaturas de un manga de Junji Ito, estos movimientos no son la causa de los avances sociales, sino una consecuencia de los mismos. La deriva posmoderna de la izquierda no es otra cosa que la transformación de las reivindicaciones de los estratos bajos de la sociedad ante un cambio en el nivel de vida de los mismos.

Pensad que una persona de "clase baja" de hoy en día no tiene nada que ver con una de "clase baja" de hace 100 años, como os expliqué en una entrada anterior.

Una persona de "clase baja" hace 100 años no poseía televisión, Internet, posibilidades de acceder a la educación superior, ropa de calidad que no se encuentra deshilachada y, lo más importante, un flujo constante de comida y agua.

Las personas de "clase baja" de generaciones pasadas no poseían estas comodidades.

Podéis preguntárselo a vuestros abuelos (o bisabuelos en caso de que sigan con vida) y os aseguro que en un alto porcentaje de los casos os lo van a confirmar.

Otro punto que influye muchísimo en esta deriva posmoderna es la existencia de las dos guerras mundiales durante el siglo XX.

Pensad que en el siglo XIX el optimismo por los avances técnicos y sociales era muy marcado.

Era algo que se notaba en la literatura y en la filosofía de la época, siendo de hecho los pensadores socialistas muy dados a defender utopías basadas en las máquinas como forma de liberación de la clase trabajadora (idea que algunos izquierdistas siguen defendiendo a día de hoy, pero con mucho menor ahínco).

Era la Modernidad en su más pura esencia.

La Revolución científica del siglo XVII, impulsada por la consolidación del modelo heliocéntrico y, como consecuencia, la ruptura con la visión aristotélica tradicional que situaba al hombre y al planeta Tierra como el centro del universo, impulsó un cambio radical en la mentalidad intelectual imperante.

El ser humano parecía haber comprendido la importancia del progreso tecnológico, social y científico y de la recopilación de evidencias y la construcción de argumentos racionales para desentrañar los misterios del Universo.

Claro que en el camino hubo engendros científicos como el racismo científico o la frenología, eso nadie lo niega.

Pero estas corrientes, posteriormente demostradas como pseudocientíficas, eran más un producto de las lagunas en el conocimiento científico del momento que una refutación de la existencia de una mentalidad racionalista y cientificista que guiase a los intelectuales y académicos durante la era moderna.

Este período fue el más importante de toda la historia de Occidente, junto con la Edad Antigua, puesto que fue donde se fraguó aquello que somos y aquello que nos colocó en la vanguardia social, científica y técnica del mundo.

Es lógico que se fraguase un optimismo tecnológico y científico con el pasar de los decenios y los siglos durante la Modernidad, teniendo en cuenta que durante este período nuestra forma de vida y nuestros sistemas de pensamiento se transformaron radicalmente, dando paso al Occidente que conocemos.

Entonces, ¿qué pasó en el siglo XX para que la izquierda renegase de todas aquellas cosas que nos habían hecho estar a la vanguardia en materia científica y social?

La respuesta es simple: dos guerras mundiales, cada una más destructiva y sangrienta que la anterior.

En serio, en su momento la Primera Guerra Mundial fue conocida como la Gran Guerra porque nunca antes en la historia un conflicto bélico había desencadenado tantas bajas como esta guerra.

Las diferentes potencias esperaban una guerra breve que se solucionase en, como mucho, unos pocos meses.

La realidad, como ya sabemos, fue muy distinta, dado que la guerra se extendió durante cuatro años.

Esta guerra se cobró un saldo de aproximadamente 20 millones de muertos.

Y a esta guerra le siguió la Segunda Guerra Mundial, más sofisticada tecnológicamente pero todavía más sangrienta, con un saldo de 60 millones de muertos.

Esto, como podéis ver, distorsionó significativamente la imagen que el ser humano tenía acerca del futuro tecnológico y social de la especie.

La tecnología ya no era vista como ese conjunto de artilugios que te resolvían la vida, sino que ahora también era vista como algo que podía terminar sometiéndonos o destruyéndonos como especie.

En la literatura esto se notó de manera significativa, ya que algunas de las obras distópicas más famosas de todos los tiempos, como '1984' de Orwell o '¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?' del gran Philip K. Dick, surgieron durante este período, presentando monstruosos escenarios futuristas en los que la tecnología era usada para atomizar y someter a los seres humanos.

La experiencia totalitaria durante el siglo XX, en especial la de los crímenes perpetrados por los alemanes, también influyó mucho en el cambio en la percepción del progreso científico y social, al ser los nazis expertos utilizando tecnología avanzada para segar millones de vidas humanas.

La izquierda empezaría a transformarse a partir de aquí, al perder paulatinamente sus pretensiones modernistas y alejarse del marxismo tradicional, producto de la misma Modernidad que se empezaba a considerar como un ente tiránico y opresivo.

Al entrar la historia humana en el período conocido como posmodernidad, es lógico que la izquierda también se transformase y que sus objetivos variasen respecto a los que poseía en etapas previas de la historia.

Lo cual nos lleva a otra pregunta de vital importancia:

¿Qué cojones es la posmodernidad?

Cuando se habla de la posmodernidad, se suele hacer desde varias perspectivas distintas dependiendo del ámbito en el que se utiliza el término (aunque no dejen de ser diferentes aristas del mismo fenómeno).

Pero podemos quedarnos con la siguiente definición:

La posmodernidad es un período de la historia del conocimiento humano, en el cual estamos inmersos, y que se traduce en una serie de corrientes filosóficas, artísticas y literarias, que se caracteriza por la ruptura respecto a los valores y ejes que vertebraron la Modernidad, tales como la ciencia o la razón.

Para los pensadores posmodernos, no disponemos de un conocimiento objetivo sobre la realidad en la que vivimos y la racionalidad y la ciencia son únicamente constructos y relatos que el poder utiliza para legitimarse frente a los grupos marginados y sus relatos 'alternativos'.

Una puta chorrada de proporciones pantagruélicas, si me preguntáis por mi opinión.

Pero que por algún motivo suena bien entre diversos grupos sociales, interesados en montarse sus películas particulares antes que en caminar hacia la verdad.

Y la izquierda no es menos aquí.

Afectada por los cambios históricos y sociales que llevaron al ser humano de la Modernidad a la posmodernidad, la izquierda abandona su sujeto revolucionario tradicional (el obrero) y pasa a abrazar a los grupos socialmente minoritarios o no hegemónicos o poderosos (sobre el papel, claro) como nuevo sujeto revolucionario.

Y así es como se procede a sustituir la tradicional lucha de clases por la famosa lucha de identidades que hoy integra a los movimientos de corte izquierdista.

Y así es, también, como pasamos del obrero que se acoplaba a los movimientos socialistas y comunistas porque estaba hasta los putos cojones de sus condiciones laborales de mierda al muchachito de clase media-alta que vive con sus padres, se dedica a fumar porros en el patio de la facultad de humanidades de turno, va a manifestaciones convocadas por partidos o grupos que pertenecen al sistema y se cree revolucionario por postear chorradas en Twitter.

Ese cargante individuo que te mira con desprecio y con aires de superioridad si no le compras la basura ideológica que defiende. 

Ese cargante individuo que piensa que está del lado del bien y que si le llevas la contraria es porque eres un sucio fascista sin empatía al que no le importa la gente (no como a él, que defiende silenciar a absolutamente todo aquel que no piense como él jo jo jo).

¿Sabéis cómo llamo yo a este tipo de individuos?

Rebeldes de plastilina.

Y los califico como 'de plastilina' porque actúan como putos críos de teta a los que les ofende todo lo que no huela a sobaco morado y a izquierda caviar.

Gente que carece de cualquier tipo de brío como para llevar a cabo cualquier tipo de cambio profundo, puesto que son incapaces de entender y de aceptar cómo funciona el mundo en el que viven. 

Y si no eres capaz de aceptar el mundo en el que vives y tratar de comprenderlo de una forma ecléctica, lo siento, pero no vales para mejorar el mundo. 

Deja de hacer el ridículo y compórtate como una persona normal.

Joder.

Dicho esto, quisiera daros unos indicadores fundamentales para poder identificar a estos rebeldes de plastilina:

1. Pasa todo el tiempo en Twitter.

Si alguien pasa todo el tiempo en Twitter, lo que da a entender es que es una persona que vive más tiempo quejándose que haciendo algo productivo con su vida, lo cual es una característica muy propia de los rebeldes de plastilina.

Twitter es una red social que a menudo te pone delante a peña con opiniones contrarias a las tuyas para que quemes el día discutiendo.

Si te dejas llevar por estas dinámicas es muy probable que entres en la categoría de rebelde de plastilina, puesto que das a entender que tu 'rebeldía' se reduce a defender una postura determinada detrás de una pantalla contra otras personas que también defienden su postura detrás de una pantalla.

2. Se apunta a todas las luchas sociales de moda, especialmente si han sido capitalizadas por la izquierda.

Este es un punto MUY IMPORTANTE.

Una característica propia de los rebeldes de plastilina es precisamente su capacidad para sumarse a cualquier tipo de lucha social que se ponga de moda en un momento determinado.

Son puro 'espectáculo' en un sentido debordiano, joder.

Si toca ser feminista, será feminista. 

Si toca ser ecologista, será ecologista.

Si toca ser comunista, será comunista.

Si toca ser animalista, será animalista. 

Si toca ser activista queer, será activista queer.

Y ahí lo verás, del lado de cualesquiera que digan ser los 'buenos' y defensores de la 'justicia social'.

Que luego existan intereses políticos y económicos EVIDENTES detrás de la popularización de estos movimientos en momentos determinados es algo que se la pela, porque ellos quieren ser rebeldes a toda costa, cuando se parecen más a los típicos niñatos enfadados con sus padres que a gente con capacidad para cambiar las cosas.

3. Cree ser mejor persona que los demás por defender lo que defiende.

Aunque tanto la gente de izquierdas como la de derechas puede caer fácilmente en este vicio, en el rebelde de plastilina es un comportamiento enfermizo que constituye el centro de su activismo político.

Y es que al menos los marxistas y los conservadores, más allá de que puedan caer en estos vicios, tienen sus propios corpus ideológicos que siguen a la hora de guiar su praxis política.

Los putos rebeldes de plastilina posmodernos no. 

Ellos no son nada más que una triste amalgama de todos los postulados políticamente correctos que el sistema les ha hecho creer que definen a una 'buena persona'.

Y que ellos han comprado como los corderitos obedientes que son.

Ya está. No tienen más misterio. 

En casos contados puedes añadir un poco de palabrería filosófica posmoderna para confundir a sus detractores, pero poco más.

4. Piensa que todo el que le lleve la contraria es mala persona.

Este punto está relacionado con el anterior, pero refleja el sentimiento que poseen hacia quienes llevan la contraria y no hacia sí mismos.

Es muy probable que si has discutido alguna vez en tu vida con alguno de estos personajes te hayas llevado alguna contestación del estilo 'buh, buh, eres un facha y una mala persona' al rebatirle alguno de sus delirantes postulados.

Eso se debe a que su adanismo les lleva a pensar que todo el mundo que no está tan absolutamente convencido de sus ideas como ellos es mala persona y merece ser en el mejor de los casos reconducido y en el peor de ellos censurado en nombre de los derechos humanos.

Creen que sus ideales son tan perfectos e irrefutables que no deberían tener la oportunidad de ser sometidos a crítica.

Y esta mentalidad absurda de infantes con poco desarrollo madurativo es la que les lleva a pensar como piensan.

Son niños con cuerpos de adulto.

Por eso mismo, cuando se os pongan en este plan lo que tenéis que hacer es pasar de ellos.

Son como niños enrabietados, joder. No les deis gasolina que alimente sus rabietas.

5. Suelen hacer lo contrario de lo que predican.

Esto es muy común en este tipo de personajes, y la razón por la que ocurre es sencilla.

Cuando los estándares morales que promulgas son demasiado rígidos, el esfuerzo que tienes que realizar para cumplirlos es tan sobrehumano que ni siquiera tú puedes.

Esto hace que este tipo de personas sean frecuentemente víctimas de su propia hipocresía, de su propia disonancia cognitiva.

Y por este motivo muchas veces acaban siendo cancelados por los suyos, ya que acaban metidos en movidas con gente igual de gilipollas que ellos.

Como le ha pasado al propio Errejón jo jo jo.

En fin, qué puto asco me da esta gente.

6. Tienen prejuicios arraigados contra los grupos a los que dirigen sus protestas.

En los grupos afines a la izquierda posmoderna es muy frecuente escuchar manifestaciones de odio y aversión hacia los hombres blancos heterosexuales, por mucho que lo nieguen o lo traten de disimular con barrabasadas teóricas que no se creen ni ellos.

Para ellos, el hombre blanco heterosexual suele ser la representación del mal absoluto y de los privilegios.

Una figura dantesca a la que combatir para lograr la liberación de las minorías oprimidas.

Pero esto no solo es algo identitario, sino que también es ideológico.

Los rebeldes de plastilina suelen acusar de defensores de privilegios y vulneraciones de derechos humanos a quienes tienen ideologías distintas a la suya.

Hasta el punto de que a menudo suelen utilizar la estúpida coartada de los derechos humanos para justificar que son defensores acérrimos de la censura de voces disidentes.

Que si promueves la violencia contra las mujeres, los homosexuales o los inmigrantes, que si violas los derechos humanos, que si tus opiniones no deben ser respetables porque son fascismo y ultraderecha... 

Para ellos, solo eres un estereotipo andante cuando les contradices. 

Sin darse cuenta, claro, de que el único estereotipo andante son ellos.

Un estereotipo del que se burla la mayoría de la gente VERDADERAMENTE INTELIGENTE.

En fin, creo que con estos consejos vais bastante sobrados para identificar a estos personajes.

Esta peña, con su idealismo barato y sus propuestas políticas de fumetas desconectados de la realidad, son tan responsables como los conservadores castizos a los que tanto odian de que España se encuentre estancada en los mismos errores que no nos han permitido salir del atolladero en el que estamos desde la crisis de 2008.

Así como del enrarecimiento de las relaciones sociales y sexuales que llevamos padeciendo durante los últimos años en todo Occidente.

En fin, ya me he cansado de escribir.

Espero que esta entrada os haya satisfecho y os haya gustado, y que os sirva para conocer un poco mejor cómo funciona la mentalidad de los individuos que integran la izquierda posmoderna.

Feliz politiqueo, cabrones.

miércoles, 23 de octubre de 2024

Clivajes y su importancia en la política

 CLIVAJES Y SU IMPORTANCIA EN LA POLÍTICA


Son más importantes de lo que pensamos y muchos ni siquiera saben lo que son.

Antes que nada, siento mucho haber estado ausente del blog durante tanto tiempo.

El motivo fundamental es que he priorizado otras actividades, como por ejemplo las salidas, la lectura o los estudios.

Joder, no soy el típico tipo aburrido y taciturno que tiene este blog como forma de escapar de su triste y anodina realidad.

No obstante, no me olvido ni me olvidaré de vosotros, de los pocos que de momento leéis mi blog.

Gracias a vosotros difundir este contenido cobra sentido, en serio.

Pero dejemos el sentimentalismo y de hablar de mí y vayamos al asunto que nos trae a esta entrada.

En este maravilloso blog (jo jo jo) en varias ocasiones me he cagado en los políticos, en los partidos y en sus trapicheos y corruptelas, pero poco me he parado a analizar los factores que determinan la intención de voto en un determinado país.

La ideología suele ser un factor determinante prácticamente siempre en el voto partidista. Es raro que votes a un partido comunista si no eres comunista ni te ves identificado con su programa electoral y propuestas.

Sería tan raro como una gorda en una reunión de modelos de Victoria's Secret jo jo jo.

O como un calvo en una peluquería jo jo jo.

Pero poniéndonos de nuevo en serio, que ya sabéis que me cuesta pero que igualmente lo intento, hay factores que son igual de determinantes o incluso más que la ideología política.

Estos factores son los que en ciencia política se denominan "clivajes".

La palabra "clivaje" es directamente un anglicismo procedente del vocablo inglés cleavage, que en español viene a significar "fractura".

Esta raíz etimológica nos da a entender por dónde va el significado de la palabra.

Los clivajes son aquellos aspectos que producen diferencias entre la población de un país que se traducen en la adscripción a una determinada opción política en el panorama político del país de turno.

En algunos países, éstos tienen poca importancia, mientras que en otros, su importancia es mayor que las mamellas de la streamer Amouranth.

Sí, esa pava que estuvo en primera plana por denunciar abusos económicos y verbales por parte de su marido.

Que no sé si será falso o será cierto, pero me resulta curioso de todas formas.

El caso es que los clivajes están claramente ligados al contexto material y cultural del país en cuestión.

El término fue creado y popularizado por los politólogos Seymour Martin Lipset y Stein Rokkan en 1967, quienes distinguían cuatro tipos fundamentales de clivajes:

CLIVAJE CENTRO-PERIFERIA O IDENTITARIO

Este clivaje consiste en la división existente entre quienes habitan las zonas centrales del país y quienes habitan determinadas regiones.

Es un clivaje que se suele expresar en clave de identidad nacional o regional, bajo la creencia de que tales regiones tienen una cultura única e indistinguible que les convierte en una nación o pueblo.

En España podemos encontrarnos este clivaje en clave de separatismos o regionalismos, quienes buscan una serie de privilegios y ventajas para tales regiones en la política nacional, al estilo del Concierto Económico Vasco o los impuestos propios de Cataluña, siendo esta región la que más impuestos propios tiene de toda España.

Suena interesante la explicación que Lipset y Rokkan ofrecen a este fenómeno, ya que teorizan que esta división aparece tras el surgimiento del Estado-nación moderno, donde algunos Estados tuvieron más éxito que otros en la asimilación de otras culturas en la nación mayoritaria.

Y tiene sentido, ya que el Estado-nación, tras surgir tras la Revolución Francesa, se basaría en una noción de unión popular bajo una cultura y tradición comunes que podía aplicarse a cualquier región del mundo, ya sea un Estado o una parte de un Estado.

Es un discurso que puede ser fácilmente adoptado por los separatismos por sus características de reafirmación de la identidad frente a otras naciones o frente a una nación dominante.

Este clivaje puede influir, por ejemplo, en el voto a partidos unionistas e independentistas en España. Quienes sean partidarios de la unidad de España, tenderán a votar a partidos unionistas, mientras quienes sean partidarios de la independencia de determinadas regiones, votarán a partidos independentistas o a partidos que estén conformes con la independencia de tales regiones.

Concretamente Cataluña, País Vasco e incluso Galicia son aquellas regiones que más poseen este clivaje.

La división del voto en estas regiones entre unionistas, gente que pasa de estas mierdas y follabanderas nacionalistas está bastante presente.

Podríamos decir que este es uno de los clivajes más presentes en España desde hace años, y que más determinantes resultan para el voto partidista, especialmente en ciertas regiones concretas.

CLIVAJE ESTADO-IGLESIA O RELIGIOSO

Este clivaje es muy sencillo de comprender: consiste en la división entre el electorado religioso y el electorado secular.

Este clivaje suele tener importancia desde el momento en que tiende a ser la derecha política la que canaliza creencias religiosas, mientras que la izquierda suele ser la que las rechaza.

¿Qué consecuencias tendrá esto?

Pues que la derecha, en aquellos países de tradición religiosa (como en el caso de España), tendrá un mayor apoyo por parte del electorado religioso, mientras que la izquierda tendrá un mayor apoyo por parte del electorado secular.

De todas formas, esto tampoco puede considerarse en términos absolutos.

¿Por qué?

Porque muchas veces, independientemente de las creencias religiosas, se buscan unos intereses políticos que el partido que coincide con tus creencias religiosas no te puede aportar.

Por tanto, votas a otro partido que, aunque no está tan en consonancia con tus creencias religiosas, persigue objetivos políticos similares a los tuyos, y echas una bonita papeleta en su nombre.

A la inversa puede ocurrir exactamente igual.

Sin embargo, hay países como Francia donde la derecha, al no ser religiosa, no tiene tanto apoyo religioso.

¿Por qué ocurre esto?

Porque Francia es un país en cuya historia la rebelión contra la Iglesia ha sido constante, y por tanto aquellos partidos que defiendan la tradición francesa no van a sentir el mismo apego hacia la religión que aquellos partidos españoles que defiendan la tradición española, por ejemplo.

Ojo: con esto no quiero decir que todos los votantes de derechas en los países tradicionalmente religiosos sean unos beatos de mierda que se pasan el día rezando el Rosario y evitando follar hasta el matrimonio.

Ni que todos los votantes de izquierdas sean ateos y, mucho menos, sean necesariamente más críticos y escépticos por ello.

De todas formas, a medida que el laicismo va consolidándose como modelo de Estado en todo el mundo, este clivaje va perdiendo importancia de forma progresiva.

CLIVAJE CAPITAL-TRABAJO O DE CLASE

Este clivaje haría hincapié en aquellas diferencias entre pobres y ricos o capitalistas y obreros que causarían una fractura social.

Suele entenderse como el clivaje que forma partidos de izquierdas y de derechas, en función del sector económico/social representado.

Sin embargo, tengo serias dudas sobre la importancia de este clivaje en la política actual, sobre todo desde la desaparición de los partidos de masas y su sustitución por partidos de tipo catch-all, los cuales articulan propuestas que tratan de unificar a grupos poblacionales muy diversos.

En serio, me atrevería a decir que la aparición del Estado de bienestar eliminó, o al menos redujo considerablemente, este clivaje.

Por tanto, si los partidos de izquierdas o derechas aparecían en función de esto, podemos empezar a cuestionar el propio concepto de la dicotomía izquierda-derecha, ya que el Estado de bienestar elevó el nivel de vida de las clases bajas.

En serio, alguien de "clase baja" de hoy en día no tiene nada que ver con alguien de "clase baja" hace 100 años.

Una persona de nivel económico considerado bajo hoy en día en Occidente puede tener acceso a televisión, comida a un precio asequible, ropa de diversos tipos y un largo etcétera.

Hace 100 años, las personas situadas en este estrato, en muchos casos, no tenían ni para comer.

En serio, creo que es fácil deducir mediante gráficos que la renta per cápita se ha incrementado considerablemente en el siglo XX.

Por ejemplo, en 1950 la renta per cápita española se hallaba por debajo de los 5.000 dólares constantes.

Sin embargo, en 2005 ésta superó los 30.000 dólares constantes, aumentando ésta un 600% en un período de 55 años.

Fuente: Penn World Table.

Un inciso IMPORTANTE:

Que la renta per cápita aumente no significa que todos los ciudadanos del país se hagan ricos, o al menos no al mismo ritmo o nivel.

Significa que el nivel de ingresos medios se ha incrementado y que a nivel general existe un aumento de la riqueza en los bolsillos de los ciudadanos, sin significar esto que la pobreza haya desaparecido.

A través de esto, podemos deducir que la presencia de riqueza a nivel general en un país ha aumentado.

Y negar que en el mundo occidental esto ha sucedido es de ser un puto demagogo y negar la evidencia.

Pero este dato implica que quizás los conflictos sociales por cuestiones de renta ya no tienen tanta importancia hoy en día.

Por tanto, podemos decir que este clivaje en los actuales países occidentales, especialmente en Europa, tampoco tiene una gran importancia.

Salvo quizás en Estados Unidos.

En Estados Unidos la diferencia económica entre ricos y pobres ha sido un tema que ha suscitado concienzudos análisis, ya que es brutal.

En el año 2010, probablemente menos del 2% de la población estadounidense superase los 2 millones de dólares en ingresos netos, mientras que el restante 98% se movía prácticamente por debajo de los 500.000 dólares netos, y encontrándose solamente el 20% de la población por encima de los 100.000 dólares netos.

Esto significaría que, si la población de Estados Unidos era en 2010 de 309.145.538 habitantes, si calculamos el 2% de esa cantidad, significaría que solo 6.182.910 de estos habitantes, aproximadamente, tendrían una renta superior a los 500.000 dólares netos, e incluso en este grupo existirían diferencias abismales en cuanto a riqueza.

Si solamente el 20% de la población superaba los 100.000 dólares en ingresos netos, significa que 61.829.107 habitantes (de los 309 millones totales) cobran por encima de ese margen de renta.

Tendríamos un 78% de la población situado por debajo de los 100.000 dólares netos en cuanto a renta.

¡CASI EL 80% DE LA POBLACIÓN!

Las diferencias entre las rentas de las clases estadounidenses son tan grandes que sería de esperar que el clivaje capital-trabajo tuviese una gran importancia dentro del país.

Pero sin embargo, hay algo que va en contra de esta teoría, y ese algo son los costes del ejercicio de la actividad política dentro de Estados Unidos, debido a que los asesores y campañas de marketing necesarios para una buena presentación política son extremadamente caros, al tratarse de profesionales. Esto se debe a que la estructura de partido existente no está tan definida como la europea, lo cual hace que quienes busquen hacer campaña política deban montárselo ellos solitos.

Podemos poner en duda hasta qué punto las disputas entre obreros y ricos son un eje vertebrador de la política estadounidense cuando uno de los grandes problemas que tiene Estados Unidos es la poca accesibilidad que la política tiene para los ciudadanos del país.

También podemos afirmar que pese a las grandes diferencias económicas entre individuos dentro del país, la mayoría de ellos puede permitirse una vida cómoda y, por tanto, no se verán tentados de enfrentarse a los poderosos (y más cuando el salario medio estadounidense se encuentra situado entre los 60.000 y los 70.000 dólares) y mucho menos de discutir acerca de la legitimidad de sus propiedades.

Este clivaje tendrá peso en aquellos lugares donde las diferencias entre la clase económica privilegiada del país y la media sean tales que impidan vivir cómodamente a la mayoría o a una parte importante de la clase media.

Es lógico, por tanto, que los países en vías de desarrollo pueden ser más proclives a desarrollar este tipo de clivajes que los países económicamente desarrollados, al tener los segundos una mayor capacidad para cubrir las necesidades de sus ciudadanos (o al menos de gran parte de los mismos) que los primeros.

CLIVAJE CAMPO-CIUDAD O TIERRA-INDUSTRIA

Este clivaje hace referencia a las diferencias entre las urbes y el campo y los conflictos de intereses que las mismas producen.

Vamos, el urbanitas vs. pueblerinos de toda la vida jo jo jo.

Este clivaje cobra especial importancia en las sociedades industrializadas, en las que la población tiende a desplazarse del campo a la ciudad en busca de oportunidades, fomentándose de esta forma la despoblación progresiva de los pueblos y el abandono de los mismos en detrimento de las ciudades.

Quienes viven del sector primario tienen cada vez más problemas debido a las restricciones al respecto impuestas desde la UE y al hecho de que a mayor grado de industrialización, menor es el peso del sector primario en la economía y, por tanto, menor control tendrán quienes se dedican a él sobre la producción.

Ciertos partidos políticos en España, como VOX, han adoptado algunas de las reivindicaciones de los trabajadores del campo en sus propuestas políticas, aprovechando la existencia de este clivaje.

Podemos decir, por tanto, que este clivaje tiene cierto grado de importancia en el país.

Asimismo, también es esperable que los partidos conservadores posean mayores apoyos en el campo y los partidos liberales y progresistas los posean en la ciudad.

Principalmente porque si la economía del campo se encuentra entre las principales tradiciones a lo largo y ancho del mundo, es más fácil que sea defendida por partidos que quieren conservar esas tradiciones, frente a partidos progresistas que priorizan más aquellos aspectos más asociados a la modernidad (o incluso a la posmodernidad) como lo puedan ser las grandes urbes y sus problemáticas.

Aunque, no obstante, el hippismo medioambiental de algunos izquierdistas también podría derivar en que se decanten por el medio rural y su salvación, al considerar las ciudades como focos de contaminación que la humanidad debería evitar.

Esto, como veis, dificulta considerablemente las cosas, ya que no habría una única forma en la que dicho clivaje afecta a la intención de voto. Los conservadores podrían apostar por el medio rural por un motivo y los progrehippies por otro completamente distinto.

También las diferencias en los presupuestos destinados por los políticos a uno y otro medio pueden influir bastante en la perpetuación del clivaje, por mucho que las diferencias sustanciales entre ambos medios se hayan reducido en las últimas décadas.

No olvidemos, por ejemplo, la llamada "guerra del agua", que tuvo lugar debido a la pérdida del control del agua en varias Comunidades Autónomas como, por ejemplo, Castilla-La Mancha.

Lo mejor de la teoría de clivajes de Lipset y Rokkan es, sin lugar a dudas, que aparte de estos cuatro clivajes principales aquí mencionados podemos identificar muchos otros que influyen en el voto incluso con mayor intensidad a día de hoy.

El escoramiento ideológico de los sexos (las mujeres hacia la izquierda y los hombres hacia la derecha) podría significar que el sexo de las personas se está transformando en otro clivaje que determina la intención de voto (lo cual es bastante peligroso por obvios motivos, ya que ninguna sociedad que fomenta la guerra de sexos puede sobrevivir).

El desempleo estructural que España lleva experimentando durante todo el período democrático podría significar que el tradicional clivaje capital-trabajo se ha modificado para dar paso a un clivaje entre quienes tienen trabajo o son empleables y los que no (cuyo nivel de vida se sostiene, en muchos casos, por mediación de pagas estatales).

El envejecimiento poblacional y el descenso de la natalidad pueden estar dando lugar a un clivaje por edad, que se manifiesta considerablemente en la diferencia de edad entre quienes votan a los partidos políticos tradicionales y quienes votan a las opciones políticas emergentes, hartos de ver cómo la mierda de situación política que vivimos no se modifica ni un ápice.

Y así hasta el puto infinito, joder.

Sea lo que sea, lo cierto es que podemos describir los clivajes como fracturas sociológicas que se traducen en diferencias políticas.

Fracturas sociológicas que pueden variar dependiendo del contexto histórico y cultural.

Pero sobre todo del tamaño de mi Z-I-P-O-T-E.

Joder.

(Olvidad la tontería que acabo de soltar de manera completamente gratuita.)

En fin, que me voy por las ramas.

Espero que esta entrada os haya servido para entender un poco mejor el por qué algunas personas votan X y otras votan Y cuando éstas no parecen tener una ideología muy marcada o definida (lo cual suele ocurrirle a la mayoría de la población).

Y también el por qué debéis brindar por mí a diario, como autor de este fantástico blog jo jo jo.

Feliz politiqueo, cabrones.

martes, 18 de octubre de 2022

Meapilismo generalizado

 MEAPILISMO GENERALIZADO


El título lo dice todo.

No tenía pensado escribir esta entrada, pero el curso de los acontecimientos ha hecho que mi nivel de mala hostia se incremente hasta niveles peligrosos y necesite soltarlo en esta entrada.

¿La razón de mi mala hostia?

La cantidad de meapilas por metro cuadrado que hay en España.

En serio, en este país te sales un poco de la norma con el estilo de humor y enseguida aparece una legión de gilipollas diciéndote que eres una persona horrible por descojonarte del feminismo, de la izquierda y todas esas gilipolleces que suelen gustar a los pseudorrevolucionarios fumetas que se pasan el día tuiteando chorradas sobre lo oprimidas que están las mujeres en España o sobre lo malo que es el capitalismo porque tienen que trabajar y esforzarse para mejorar su calidad de vida.

Pues bien, el nivel de meapilismo estos días está sobrepasando con creces mi límite de tolerancia.

En primer lugar, tenemos la absurda polémica del Colegio Mayor Elías Ahuja, que no consistió más que en una serie de cánticos subidos de tono que chicos y chicas de diferentes colegios mayores se dedicaron de forma totalmente consensuada.

El asunto llegó a tales niveles que hasta las propias "ofendidas" tuvieron que salir diciendo que las cosas se han sacado de contexto, que todo era un pique entre colegios mayores y, en resumen, que los políticos y pseudoperiodistas que se indignaron con esto tienen la capacidad neuronal de un capibara.

Y es que quisieron convertir esto en un peligroso caso de terror sistemático y violencia hacia las mujeres cuando no fue más que una auténtica chorrada entre universitarios pijos de Madrid.

Pero esto no fue suficiente para las turbas enfurecidas, que forzaron al Colegio Mayor a ceder a sus presiones y a expulsar a uno de sus estudiantes.

Pero el aspecto más acojonante que ha quedado fuera de la opinión pública ha sido, sin lugar a dudas, la parte en la que los chavales dicen "os prometo que vais a follar todas en la capea".

¿En serio a nadie le escandaliza que en España todavía se hagan capeas, y además organizadas por jóvenes, en 2022?

Para que me entendáis quienes no sois de España y estéis leyendo esto, una capea es un espectáculo taurino popular menor donde se torean novillos (menores de tres años) o becerros (menores de dos años).

Su cartel anunciador más antiguo conservado es del año 1769 y tuvo lugar en Tarragona.

El caso es que estoy en contra de la tauromaquia, en cualquiera de sus formas.

Lo que me parece verdaderamente escandaloso es más bien esto que lo que es en sí la supuesta "agresión machista".

Algún día escribiré una entrada sobre mi opinión acerca de la tauromaquia.

Va a escocer, pero creo que será necesario.

Y el caso es el siguiente: ¿acaso todos los boomers incultos y cuñados que se indignaron en la televisión pública por lo del Colegio Mayor no han sido universitarios en algún momento de su vida?

¿Qué cojones hacíais cuando erais estudiantes de Periodismo?

En serio, esta criminalización que se hace del humor en cuanto se sale un poco de la norma es algo que me tiene más que cabreado, y más cuando no ha habido ningún ofendido.

¿QUÉ COJONES PINTÁIS AHÍ VOSOTROS?

A los que defendéis la versión femiprogre de lo ocurrido, os lanzo esta pregunta, sinceramente.

A mí personalmente, de no ser por los meapilas de la izquierda caviar de turno que han puesto el grito en el cielo por esto, lo que grupos de estudiantes universitarios pijos se dijesen entre sí me la sudaría más que el último estreno de Eduardo Casanova.

Sí, ese idiota sin talento que busca que financiemos sus bodrios cinematográficos porque solo los ven sus familiares más cercanos y cuatro frikis reventados sin gusto cinematográfico y que no sabrían decirte lo que es un plano americano o un fallo de raccord.

Como no podía ser de otra manera, tenemos los típicos vídeos de influencers afines al feminismo como Carla Galeote (siempre me ha hecho gracia este apellido por las posibles rimas que entraña jo jo jo) o Sindy Takanashi protestando fuertemente por estos cánticos TOTALMENTE CONSENSUADOS ENTRE TODAS LAS PARTES IMPLICADAS.

Y es que el perfil de Sindy Takanashi es especialmente gracioso.

Se trata de una pava que llevaba tiempo viviendo de la prostitución y que gracias al dinero obtenido con ésta pudo montarse un salón de manicura, pero que una vez lo ha logrado, se dedica a despotricar contra el oficio que le permitió estar donde está actualmente.

Los casos surrealistas de feminazis contradiciendo de forma abyecta lo que predican son más comunes de lo que pensáis, tíos.

Que alguien que se ha hecho a sí misma a base de degustar pollas de todos los colores y sabores critique ahora que otras mujeres ganen dinero y se abran camino en la vida con el mismo método que ella ha usado es algo que siempre va a sorprenderme.

Y me sorprende que alguien de este palo pueda ser tan meapilas.

Pero parece ser que quien dijo que no existe fe más fuerte que la fe del converso no andaba muy errado.

Y parece que Sindy Takanashi es un caso paradigmático de esta tendencia.

Lo de Carla Galeote me sorprende menos porque la pava está al servicio de Podemos.

Sí, como leéis, esta tía forma parte de En Comú Podem (la rama catalana de Podemos) desde el año 2020.

Con lo cual, no me sorprendería que se llevase un sueldo por defenderles públicamente.

Contando además que ha protagonizado una sección en el actual programa de radio de Pablo Iglesias, sección que se titula "El machistómetro semanal".

El nombre es de lo más ridículo que he visto en mucho tiempo jo jo jo.

El caso es que también subió el típico vídeo demagógico en plan "HeZh KhE lO DeL KoLeGiOh HeLiaZ HaHuJaH FuE UnA TeRRiBLe HaJreZiOn MaChiZhTaH" que todos sabíamos que iba a subir tarde o temprano porque conocemos cómo opera este teleñeco parlante de Podemos.

A todos estos meapilas va a ser necesario ponerlos en situación.

Si unos cánticos, por muy bestias que sean, están siendo grabados desde fuera desde el principio, poseen coordinación entre todos los que los vociferan y además son respondidos con cánticos similares con el mismo nivel de coordinación por las chicas de Colegios Mayores cercanos, independientemente de quién fuese quien dijo la mayor burrada (ya que he visto a peña usar este argumento), están claras dos cosas:

- Los cánticos fueron consensuados entre todas las partes implicadas y estaban planificados desde el principio.

- El moralismo barato de los medios y políticos no pinta una mierda.

El segundo punto, evidentemente, se deriva del primero, ya que si el acto fue consensuado, todas las acusaciones de acoso sexual hacia los muchachos se caen por su propio peso.

Con lo cual, haced el favor de no ser idiotas y de preocuparos por problemas reales que tenemos, en lugar de atormentar mediática y políticamente a unos chavales que simplemente estaban haciendo el gilipollas de una forma sana y consensuada.

La segunda chorrada que comentaré, que me ha enervado bastante por el nivel de manipulación que implica, es la polémica por la canción "Fachas Heroes", cuyos autores cantaron en el evento Viva22 organizado por VOX.

Hay muchas cosas en las que no coincido con la cosmovisión de VOX, pero sinceramente esta polémica me parece una puta gilipollez.

¿Por qué?

Porque quieren llevar esta canción ante la Fiscalía por decir en un tramo de ella "vamos a volver al 36".

Y resulta que algunos nos tomamos la molestia de escuchar la canción cuando salió allá por el año 2019.

Ese tan polémico tramo de la canción lo único que hace es expresar, en clave de ironía, cómo el clima de polarización política que la izquierda alimenta puede llevarnos a una situación similar a la de 1936, año en el cual tuvo lugar el inicio de la Guerra Civil española.

Pero esto los progres no lo pillan.

Y son tan gilipollas que, ni aun poniéndoles su propia cagada en las narices (hasta el punto de que la agencia de fact-checking Maldita.es ha tenido que salir a desmentirles, cosa rara teniendo en cuenta que hablamos de una agencia con un funcionamiento un tanto parcial), son capaces de rectificar.

Tenemos, por un lado, a Angels Barceló, periodista progre de la Cadena SER, inventándose una parte de la canción que ni siquiera existe, en la que decía "ojalá volvamos al 36".

Este comentario tuvo que rectificarlo posteriormente la Cadena SER, ya que sabían que podía costarles una demanda y lo de perder dinero como que no les va.

Lo llamaron "error de transcripción".

Tócate los cojones.

Tenemos también a Gabriel Rufián diciendo: "me alegro de haber inspirado al OBK facha".

Para que entendáis este comentario, os explicaré un poco por encima, a los que no lo sepáis, quiénes son OBK.

OBK fue un dúo musical que se formó en España a principios de los años 90, y que estaba compuesto por los cantantes Jordi Sánchez y Miguel Ángel Arjona.

Su estilo musical era básicamente una mezcla entre pop y música electrónica, con canciones bastante genéricas en cuanto a estructura musical pero muy pegadizas y efectivas para convencer a un buen número de peña de comprar sus discos e ir a sus conciertos.

Joder, hay canciones suyas que son súper conocidas, tales como "Historias de amor" o "El cielo no entiende".

Esta última es especialmente conocida y todavía podéis escucharla en ciertos canales de radio, de hecho.

El caso es que el comentario de Rufián comparaba a Infovlogger y a Los Meconios (autores de esta canción) con el dúo OBK, pero en versión "facha".

Una ridiculez como la copa de un pino por el hecho de que mientras OBK estaba compuesto por dos hombres, este grupo lo conforman tres.

Aunque ojo, quizás lo dice por el hecho de que Infovlogger es homosexual, al igual que Jordi Sánchez, uno de los cantantes de OBK.

Viniendo de Rufián, una comparación como esta no me sorprendería jo jo jo.

Aunque mejor aún es la comparación del rostro de Rufián con el de un cerdo jo jo jo.

Vale, ya paro, joder.

El caso es que destaca también la respuesta de Pablo Echenique, uno de los personajes más insufribles de la política española por el hecho de que se pasa el día vomitando pura diarrea de mapache en Twitter y llamando ultraderechistas a todos los que critican a su maravilloso y para nada hipócrita partido.

No es por nada, pero Echenique es tan bocazas que ya le han condenado por difamación, con pena de pago de 80.000€ a la familia de la víctima de una asesina confesa perteneciente a su partido, víctima a la cual Echenique acusó sin pruebas de ser un violador y haber violado a su amada compañera asesina.

Y este payaso se atreve a llamar fascistas y nazis a los demás, posteriormente.

El caso es que Echeminga se dedicó, muy en su línea, a nombrar al trío "Take that nazis".

Y se creerá gracioso y todo jo jo jo.

Como siempre, la izquierda mostrando su absoluta incapacidad para el humor.

Estoy seguro de que siguen con los chistes sobre el atentado contra Carrero Blanco desde 1973 jo jo jo.

Pero nada tan grave como querer llevar a la Fiscalía una canción POR NO HABER ENTENDIDO UNA MIERDA DE SU LETRA.

En serio, ¿qué clase de país de meapilas acríticos somos?

Nos dicen que "Fachas Heroes" se trata de una canción guerracivilista y nos lo creemos como gilipollas, y ni siquiera investigamos que pueda tratarse, efectivamente, de una puta sátira.

Y así es como se rentabiliza políticamente el analfabetismo funcional, señores.

¿En serio pensáis que VOX iba a dejar tocar a un grupo que cantase mierdas guerracivilistas a cara descubierta aun sabiendo que los acusan todo el puto día de franquistas?

Evidentemente NO.

Sabiendo esto, no entiendo por qué a muchos esta polémica no os olió a coño peludo y sudoroso de gorda cuarentona desde el primer momento.

Como yo escuché la canción cuando salió en 2019, a mí no me la lograron colar respecto al contenido de la letra.

Podréis estar más o menos de acuerdo con la protesta de esta canción, pero por favor, no os inventéis mierdas.

Quedáis como el puto culo ante cualquiera que tenga un mínimo de sentido común y capacidad de análisis, joder.

Pero todo esto nos deja con una reflexión nada halagüeña.

En España la corrección política y el meapilismo están tan insertados en la sociedad que cualquier cosa que se salga del pensamiento "amo a Laura" suele ser duramente criticada y perseguida.

Joder, si no me creéis, ¿por qué existe la pena por "ofender los sentimientos religiosos" en el artículo 525 del Código Penal?

¿Acaso vivimos en la puta Edad Media?

¿No es esto una forma de imponer unas creencias sobre otras, dado que las religiones no dejan de ser sistemas de creencias sin ningún tipo de evidencia empírica favorable?

En serio, ¿en qué se diferencia blindar legalmente el catolicismo de hacer lo mismo, yo qué sé, con el marxismo?

Ambos son sistemas cerrados de creencias e ideas que se resisten a ser falsados.

Me parecería igual de absurdo si se hiciese esto con el marxismo o con el pastafarismo.

Esto lo digo para que entendáis que yo no tengo ninguna aversión específica ni al catolicismo ni a quienes creen en Dios.

Simplemente expongo que tipificar como delito la "ofensa a los sentimientos religiosos" me parece una forma de imponer las creencias de un sector de la población española sobre las del otro, ya que no hay ninguna forma de demostrar que la religión no es más que un conjunto de creencias.

Pero nuestro meapilismo va aún más allá, señores.

Es tal nuestro meapilismo que tenemos a las prostitutas en una situación de marginalidad legal. Es decir, que la prostitución no es ni ilegal ni legal en España, simplemente alegal.

El único partido que propuso una regularización de la situación del trabajo sexual en España fue Ciudadanos. 

Una regulación poco convincente, pero que ya supone mucho más de lo que cualquier otro partido político español ha hecho por este sector.

Es más, es frecuente escuchar en la televisión, tanto pública como privada, discursos absurdos y lacrimógenos sobre lo oprimidas que se hallan las prostitutas en España (tengo una entrada publicada en el blog sobre este tema, para quien le interese) y lo machistas y degenerados que supuestamente somos quienes defendemos que quienes se dedican a la prostitución puedan ejercer libremente su trabajo sin que una cuadrilla de gilipollas motivados por una ideología que hace años que demostró su rotundo fracaso les impida ejercerla.

Y sí, si perseguís a los puteros, perjudicáis a quienes ejercen la prostitución.

¿Por qué?

PORQUE SON QUIENES CONSUMEN SUS PUTOS SERVICIOS.

Si les persigues legalmente, les jodes el negocio a las lumis.

Punto y pelota.

Aunque digas que no buscas criminalizar a las prostitutas, de poco les sirve si les dejas sin clientes y, por tanto, sin la posibilidad de enriquecerse gracias a la prostitución.

De hecho me atrevería a decir que no hay ningún sector ideológico en España que tenga tanta concentración de puritanismo como el feminismo.

Es el feminismo quien constantemente dice a las mujeres lo que deben hacer o no, incluso en su vida sexual, como si fuesen estúpidas e incapaces de saber cuándo están consintiendo tener relaciones sexuales y cuándo no.

En serio, recapacitad sobre esto quienes seáis feministas, porque es bastante denigrante hacia las mujeres.

El caso es que entre feminazis ávidas de hacer embutidos con pollas cercenadas, peña que te considera un psicópata por comer carne, follabanderas nacionalistas, boomers que consideran que Diosito les libra de sus desgracias, puritanos de mierda que se ofenden ante cualquier muestra de humor negro o subido de tono (aunque luego algunos de ellos tengan cara de violar vacas en la campiña inglesa jo jo jo) y políticos incompetentes y corruptos que se suben el sueldo en cuanto pueden mientras joden el país y que movilizan a los fanáticos de turno que les defienden aunque sacrifiquen bebés recién nacidos en altares en homenaje a Belcebú, España se ha convertido en todo un país de pandereta.

En serio, cada vez tengo más la sensación de que nos merecemos aquello que tenemos porque somos incapaces de reaccionar cuando a todas luces NOS ESTÁN MEANDO ENCIMA.

Cuando queramos reaccionar, ya será demasiado tarde.

Así que espabilad de una puta vez.

Los que tratamos de desarrollar un pensamiento crítico os lo agradeceremos enormemente.

Y aquí termino la entrada porque me he cansado de escribir.

Feliz politiqueo, cabrones.

sábado, 8 de octubre de 2022

¿Es España una democracia? (parte II)

 ¿ES ESPAÑA UNA DEMOCRACIA? (PARTE II)

El título lo dice todo.

En la entrada anterior estuvimos hablando de los diferentes modelos de democracia de acuerdo con la historia de ésta y, muy importante, con cómo se articula la participación ciudadana.

Ahora toca ir al grano y ponernos las botas para meternos de lleno en el fango.

Porque vamos a hablar del caso de EEEEEEEEEEEESSSSSSSSSSSHHHHHHHHHHHHHHHHPPPPPAAAÑÑÑÑÑÑÑÑÑAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.

Vale, quizás me he flipado un poco con la presentación.

Pero la ocasión lo merecía.

Joder.

El caso es que el discurso de los trevijanistas, desde que a Trevijano se le empezó a poblar el mostacho (esto no viene al caso pero lo meto porque me sale de la polla jo jo jo), siempre ha ido orientado a la misma dirección: España no es una democracia.

Al menos, no una democracia "real".

En la entrada anterior vimos cómo definir qué es democracia verdadera y qué no lo es es extremadamente complicado.

Fundamentalmente porque los criterios para que algo sea considerado democracia han cambiado a lo largo de la historia.

Para que me entendáis, la concepción existente de la democracia, evidentemente, no era la misma en la Atenas del siglo V a. C. que en los Estados Unidos después de la Revolución americana.

Principalmente porque las bases filosóficas de la democracia representativa estadounidense son diametralmente distintas a las bases filosóficas de la democracia ateniense, al tratarse de épocas y contextos totalmente distintos.

Y si, además, podemos tomar la definición de democracia que nos salga de los cojones en base a lo que nosotros definamos como "poder del pueblo", entonces tenemos un concepto pop que todos los movimientos políticos y sociales pueden follarse y modificar tan fácilmente como la libido de una española en el extranjero al ver un italiano saleroso.

O al ver a Mario Casas jo jo jo.

O a Maluma jo jo jo.

Vale, ya paro, cabrones.

Por tanto, como en base a la definición de democracia como "poder del pueblo" siempre vamos a poder seleccionar lo que más nos convenga, ¿podemos decir objetivamente que España es una democracia o que no lo es?

Analicemos el caso español, desde la elección de representantes hasta cómo los procesos electorales están organizados constitucionalmente.

Para empezar, el sistema de representación en España, de acuerdo con la Constitución (concretamente con el artículo 68.3) ha de ser proporcional.

¿Qué cojones significa esto?

Que en un principio, los escaños para cada partido son asignados de manera proporcional a los votos que éste haya recibido.

Pero habría que ver si esto se cumple verdaderamente en España, que esa es otra.

En España, el área donde vivas influye considerablemente en el valor del voto.

Si bien es cierto que se eligen 350 diputados, éstos no se reparten de igual manera a lo largo y ancho de la geografía nacional.

Esta geografía se divide en 54 circunscripciones, correspondientes a las 52 provincias existentes y a las dos ciudades autónomas (Ceuta y Melilla).

Además, estos diputados no se eligen en igual número por circunscripción. Se reparten, como mínimo, dos escaños por circunscripción, salvo a Ceuta y Melilla, a las cuales se les da uno.

Eso quiere decir que solo hay 102 escaños que se reparten de igual manera en España. Los 248 restantes se reparten en función de los criterios de población: a más gente vive en una circunscripción, más escaños elige.

Esto hace, por ejemplo, que ciudades como Málaga o Cádiz puedan sacar más escaños que ciudades como Jaén o Valencia, ya que su población es mayor.

No sé si esto es verdaderamente proporcional. Si alguien con mayor conocimiento sobre legislación electoral me lo puede aclarar, estaré encantado de leerle.

Otra cosa que sí que tengo claro que no se corresponde con el criterio constitucional de proporcionalidad es la puta facilidad con la que los partidos independentistas entran en el Congreso.

Por ejemplo, en las elecciones generales del 28 de abril de 2019, el partido PACMA (Partido Animalista Contra el Maltrato Animal), no consiguió sacar ningún escaño pese a obtener 328.299 votos, mientras que Bildu, que obtuvo 259.647 votos, logró sacar 4 escaños.

Algo similar ocurrió con el partido valenciano Compromís en esas mismas elecciones, que con 173.821 votos logró sacar 1 escaño.

Pero, ¿se repite esto en más elecciones?

Comprobémoslo.

En las elecciones generales de 2016, volvemos a encontrar que el PACMA obtiene 286.702 votos y sigue sin obtener un puto escaño.

Mientras que Bildu, con 184.713 votos, obtiene 2 escaños.

En las elecciones generales de 2015, más de lo mismo, con Bildu obteniendo 2 escaños con 219.125 votos y el PACMA obteniendo 0 escaños con 220.369 votos.

Cabe mencionar también que UPyD obtuvo 155.153 votos en estas mismas elecciones y tampoco obtuvo escaños.

¿No se supone que esto iría en contra del criterio de proporcionalidad recogido en el artículo 68.3 de la Constitución?

Pero es que hay más. Yendo más atrás, en el año 2011, nos encontramos con que el partido ecologista Equo obtuvo 216.748 votos y obtuvo 0 escaños, mientras que el Bloque Nacionalista Gallego (BNG) obtuvo 2 escaños con 184.037 votos.

Vale que podría estar malpensando y no teniendo en cuenta otros factores, como el número de habitantes de las regiones donde más se ha votado a estos partidos.

Pero el caso es que este reparto desigual, ya de por sí, vulnera el criterio de proporcionalidad, ya que la proporcionalidad, desde un punto de vista matemático, se trata de una relación o razón constante entre magnitudes que se vayan a medir (en este caso, el número de votos y el número de escaños).

Y yo me pregunto: ¿por qué cojones se vulnera el criterio de proporcionalidad cuando se trata de partidos independentistas?

Porque si la explicación fuese la diferente tasa de población de las diferentes zonas del país, deberíamos ver que este fenómeno se da con cualquier partido que sea más votado en áreas urbanas, pero misteriosamente solo lo vemos con partidos indepes.

Lo dicho: la proporcionalidad en España existe sobre el papel como criterio de representación, pero parece no cumplirse en la práctica.

Respecto al sistema de elección en España, Rubén Gisbert tiene razón cuando dice que este sistema de elección se basa en listas cerradas, pero hay un punto donde mete la pata por completo.

Gisbert no es consciente (o al menos no era) de que quienes encabezan las listas electorales no son elegidos a escala nacional.

Es decir, que el líder del partido no encabeza las listas electorales de todas las circunscripciones a lo largo de la geografía nacional, sino que los cabezas de lista varían según la provincia.

De hecho, Gisbert metió la pata tan profundamente en este aspecto cuando debatió con el diputado Víctor Sánchez del Real que tuvo que hacer un vídeo rectificando semejante cagada.

Esto último he de decir que lo deja en mejor lugar, pero igualmente, es una pedazo de cagada por parte de alguien que dice conocer el funcionamiento del sistema político español.

Pero de todas formas, no entiendo muy bien por qué esto no haría encajar a España como una democracia representativa, puesto que sigue siendo una especie de elección por distrito (con la diferencia de que no es uninominal como le gustaría a Gisbert).

Lo que ocurre, evidentemente, es que el sistema es mucho menos descentralizado que el estadounidense (pese a que también sea bastante descentralizado en relación al poder que ostentan las autonomías).

Vamos, que en la práctica son matices bastante técnicos los que diferencian el modelo de representación por distrito estadounidense y el sistema de circunscripciones español.

Pero, quizás, la mayor diferencia sea que las listas, y esto es cierto, son confeccionadas desde la cúpula del partido, con lo cual los partidos ponen a los cabezas de lista que a ellos les interesa.

Este sistema facilita mucho el enchufismo que, aunque legal, no deja de ser otra forma de corrupción política.

Pero aun así, sigo creyendo que se le puede considerar representativo porque, de alguna manera, se realiza una representación directa por parte de los partidos hacia sus votantes en tal o cual región.

El hecho de que sea uninominal o no y de quién elige a los cabezas de lista es más irrelevante que los lloriqueos de los progres para Quentin Tarantino.

Podemos hablar también de los mecanismos legales democráticos existentes en España, que es un tema que me parece la hostia de curioso.

¿Habéis escuchado acerca de las Cortes de León de 1188?

Seguramente no.

Es importante mencionarlas porque suponen el origen de los sistemas parlamentarios tal y como los conocemos.

Es un puto hito que reconoce hasta la UNESCO, joder.

Pero poniéndonos en plan actual, la Constitución de 1978 permite únicamente los referéndums consultivos en su artículo 92. Los referéndums vinculantes están prohibidos salvo si se trata de reformas constitucionales.

Y creo que la libre celebración de referéndums vinculantes podría entrañar problemas bastante tochos en España, sobre todo si tenemos en cuenta la escasa cultura política y la facilidad de los ciudadanos españoles para dejarse llevar por populistas y magufos que promulgan leyes con la intención de blindar conceptos de su ideología de mierda en la legislación española.

Los referéndums vinculantes solo contribuirían a agravar este problema de las leyes ideológicas, probablemente.

Serían más peligrosos que la gorda argentina esa de los cortos sobre gordofobia y feminismo colándose en tu cama en mitad de la madrugada para hacerte warreridas.

Las probabilidades de morir aplastado son elevadas, joder.

El caso es que desde la aprobación de la Constitución en 1978 se han celebrado únicamente tres referéndums a escala nacional: el exigido para la ratificación de ésta en 1978, el de acceso a la OTAN, que fue consultivo pero no vinculante, y el consultivo sobre el Tratado de Constitución Europea en 2005.

Ya que estamos, os explico en qué consiste un referéndum consultivo y en qué consiste uno vinculante.

Un referéndum consultivo, según el diccionario de la RAE, se definiría de la siguiente manera:

"Const. Consulta popular que convoca el rey a propuesta del presidente del Gobierno, con la autorización del Congreso de los Diputados, a fin de que el cuerpo electoral se pronuncie sobre una decisión política de especial trascendencia."

Es decir, que el referéndum consultivo tiene que ser convocado por el rey y autorizado por el Congreso de los Diputados, y su finalidad es comprobar el apoyo popular que las decisiones políticas trascendentes tendrían entre la población.

Mientras tanto, el referéndum vinculante es aquel que obliga o compromete al legislador a obedecer lo votado en él en caso de que una mayoría popular vote a favor de ello.

Es decir, que si convocas un referéndum vinculante, has de asumir que vas a tener que comerte el resultado POR COJONES.

Pero como os digo, esto en España sería impensable, ya que una mayor participación popular no siempre garantiza una mejora en la eficiencia de la gestión política.

Y a mí lo que me interesa es QUE LA PUTA GESTIÓN SEA EFICIENTE.

Me da igual el color político de la propuesta. Lo que me importa son sus efectos y consecuencias.

Espero que vayáis pillando esto por si os da por acusarme de simpatizar con esta o aquella ideología.

El caso es que, a nivel local sí que ha habido algún que otro referéndum más.

Por ejemplo, hubo un referéndum municipal en Almuñécar, que además fue autorizado por el Tribunal Supremo, sobre el Plan General de Ordenación Urbana, un instrumento de planificación general definido en la normativa urbanística española, a través del cual se determina el régimen aplicable a cada tipo de suelo, y se definen los elementos principales del sistema de equipamientos del municipio en cuestión.

El caso es que se estimó un recurso del Ayuntamiento de este municipio contra el acuerdo del Consejo de Ministros de septiembre de 2006 que denegó la autorización para su celebración.

Otra cosa sorprendente es que en España existe una herramienta propia de las democracias directas.

En el artículo 87.3 de la Constitución, así como en su ley orgánica derivada, la Ley Orgánica 3/1984 o Ley Orgánica de la Iniciativa Legislativa Popular, se recoge que una iniciativa presentada al Congreso puede ser discutida en éste tras la recogida de 500.000 firmas.

Si bien no obliga a los políticos a discutirla, la ley les otorga la facultad de hacerlo.

Si bien una democracia directa en España puede no ser algo muy positivo en nuestra situación actual, lo cierto es que este mecanismo para canalizar protestas es un buen punto de partida.

Podemos así comprobar que España reúne elementos no de un solo tipo de democracia, sino de varios tipos, aunque mayoritariamente podamos hablar de una democracia representativa.

Los trevijanistas suelen mencionar mucho que España no es una democracia representativa porque no casa con la definición de ésta que dio Alexander Hamilton, orientada a describir el sistema estadounidense.

Pero no parecen tener idea de lo que Hamilton decía sobre la democracia representativa, por lo visto.

Hamilton decía que la democracia representativa se fundamenta en el principio de funcionarios electos que representan a un grupo de personas.

Es decir, que los funcionarios elegidos democráticamente representarían los intereses de determinados grupos de personas.

¿Me vais a decir que esto no ocurre en España?

Que luego representen bien esos intereses o no es otra cuestión, pero en principio el sistema funciona de manera representativa, de acuerdo incluso con lo que Alexander Hamilton decía.

Si la gente se siente representada o no, es otra cuestión, y es algo que suele reflejarse en las tasas de participación electoral.

De hecho, si a participación electoral nos referimos, España gana por goleada a Estados Unidos (ejemplo tradicional de democracia representativa).

En España,

 la participación electoral siempre ha oscilado entre el 70 y el 80% (aunque ha descendido por debajo del 70% en los últimos años, lo cual podría significar que el descontento con el sistema político crece en España).

Sin embargo, en Estados Unidos, la tasa de participación electoral es bastante más baja.

La media de participación electoral en Estados Unidos entre los años 1960 y 1995 ha sido del 54%.

¿Acaso la democracia representativa más representativa de entre todas las democracias representativas está representando mal a la población para que el índice de participación sea tan bajo?

Pues la verdad es que me da que pensar.

Conclusiones

La conclusión final de todo esto es que no hay ninguna manera, en base a argumentos racionales y teniendo cierto conocimiento sobre cómo funciona la politología, de decir que la democracia en España no existe, ya que tenemos un problema de base bastante fuerte para definir qué es o no la democracia.

Las democracias, independientemente de cómo funcionen o de su tipología, tienen nubarrones ideológicos y defectos de funcionamiento. Sean representativas, participativas, directas o sean pequeñas asociaciones de pueblerinos que realizan votaciones internas para ver quién tiene la uniceja más grande del pueblo.

Atención a la chorrada gratuita que acabo de soltar jo jo jo.

Lo que podemos concluir es que no hay ningún criterio objetivo por el cual podamos descartar como democracia a España, y que todos los criterios que se pueden usar están basados en opiniones o ensayos de ciertos autores que, a su vez, pueden contrarrestarse con otras creencias basadas también en falacias de autoridad o ad verecundiam.

Por tanto, lo que nos queda es decir que España es una democracia, ya que el pueblo sí que tiene poder, dentro de lo que cabe, desde el momento en que puede decidir mediante el voto quién gobierna y que la entrada en política no se encuentra restringida (es más, diría que es hasta demasiado sencilla, como lo prueba el hecho de que una ex-cajera de un Saturn sea ministra de Igualdad).

Aparte, los ciudadanos tienen mecanismos para quejarse (por pocos que sean) y las listas electorales se dividen por circunscripciones de carácter provincial. También se cumple el criterio de Hamilton de que los ciudadanos eligen a representantes que representan a determinados grupos o sectores de la sociedad.

Por tanto, aunque seamos una mierda de democracia, somos una democracia.

Y aquí finalizo la entrada porque me he cansado de escribir.

Feliz politiqueo, cabrones.

jueves, 6 de octubre de 2022

¿Es España una democracia? (parte I)

 ¿ES ESPAÑA UNA DEMOCRACIA? (PARTE I)

El título lo dice todo.

Esta entrada es un poco más cerebral que la anterior, lo sé.

Pero creo que es necesaria.

¿Por qué? Porque estoy hasta la punta del nabo de leer, escuchar y tragar con gilipolleces como que España no es una democracia "real".

Como si fuese siquiera fácil saber qué es una democracia y qué no en base a criterios puramente objetivos.

Pues bien, el objetivo de esta entrada es estudiar y analizar los diferentes enfoques y filtros desde los cuales se pueden clasificar las democracias, y ver dónde encaja el caso español.

Para lograr esto de una forma más amena y menos rayante para vosotros, dividiré esta entrada en dos partes.

En la primera parte, hablaré acerca de los diferentes modelos de democracia y de las diferentes perspectivas desde las cuales las democracias pueden clasificarse.

En la segunda parte, veremos qué elementos de estas clasificaciones pueden aplicarse al caso español.

Así que dicho esto, démosle al asunto.

Joder.

Para empezar con nuestro análisis, es preciso definir qué es una democracia y cuáles son los elementos que la caracterizan.

El problema es que es una tarea ya de por sí ardua, ya que si bien la etimología de la palabra nos dice que vendría a significar algo así como "gobierno del pueblo", lo cierto es que la mera etimología no nos dice nada acerca de cómo se articularía ese poder que tendría el pueblo.

Este es el punto en el que la democracia se ramificaría en diferentes tipologías.

Para empezar, tendríamos que definir qué es el poder, ya que el gobierno (del griego kubernetes, misma palabra de la que procede la palabra "cibernético", por cierto, y cuyo significado es "timón") consiste fundamentalmente en el ejercicio del poder sobre aquellos elementos o personas que están a cargo del gobernante.

La palabra "poder" tiene varias definiciones.

Pero la más ampliamente aceptada, al menos en la ciencia política, es la del poder como la capacidad de influir en otras personas, haciendo que éstas hagan lo que les sea mandado por quien ostenta el poder.

También puede entenderse como la facultad de la que una persona está dotada para hacer algo, lo cual es la definición 1 de "poder" que da el diccionario de la RAE. Voy a transcribírosla:

"1. tr. Tener expedita la facultad o potencia de hacer algo."

Es decir, que la definición de la RAE no solamente nos habla del poder como la facultad o potencia de hacer algo, sino que además, ésta ha de estar expedita, es decir, hallarse en plenas facultades de uso sin ningún tipo de estorbo o interferencia.

Esto es bastante lógico, ya que se podría cuestionar razonadamente si alguien que tiene algún tipo de estorbo para ejercer el poder dentro de lo que le está permitido en el sistema político en el cual se encuentre está ejerciendo verdaderamente el poder.

El caso es que, al estar descrita la democracia como el "poder del pueblo", es fundamental definir qué cojones es el poder.

Si no lo haces, es un debate que empezarás más perdido que un cani en una reunión de culturetas barceloneses.

De esos que les practican a Marx o a Foucault unas felaciones tan enormes que no podrían ser imitadas ni por Mia Khalifa.

Y eso que es difícil, teniendo en cuenta la cantidad de pollas que esta pava habrá chupado a lo largo de toda su carrera en el cine porno jo jo jo.

De diferentes tamaños, colores y sabores jo jo jo.

Pero poniéndonos serios de nuevo (que ya sabéis que mi habilidad para soltar gilipolleces puede llegar a límites insospechados), si la democracia es el "poder del pueblo", es tarea nuestra averiguar cuáles son las diferentes formas de ejercer dicho poder y cuánto poder puede llegar a ejercer el pueblo sobre sus gobernantes.

Y es aquí donde empezaremos a aplicar filtros según diversas características.

Evolución histórica

La democracia no es una modernez inventada hace 10 años por un tal Daddy Mancuernas, que se machacaba haciendo press de banca en el gimnasio de su pueblo para después machacársela (atención al juego de palabras que me acabo de marcar jo jo jo) tan fuertemente que perdía toda energía e inundaba la habitación de su apartamento con ríos de blanco esperma que salían despedidos de su enorme y erecta polla generando tales inundaciones en su habitación que tenía que desplazarse a través de su casa en canoa.

Vale, este último párrafo es probablemente la mayor fumada que he escrito en toda la historia de este blog hasta el momento.

Me merezco una buena colleja jo jo jo.

Al caso.

La democracia es en realidad un sistema que tiene miles de años de historia. Surgiría en la antigua polis de Atenas, allá por el año 500 a. C.

¿Por qué motivo la democracia surgió en Atenas y no en Illán de Vacas en el año 1959?

Se suelen argüir varios motivos para ello, entre los cuales se encuentran las pequeñas dimensiones del territorio a administrar, la escasa población de las polis y, especialmente, su estabilidad económica basada en una economía dependiente de la esclavitud, el comercio y la agricultura.

Sea como fuere, el político ateniense Clístenes realizó una importante reforma institucional en el año 508 a. C., que establecía como principio básico la isonomía, o igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, menospreciando así los derechos en virtud de la herencia familiar o la riqueza.

En base a este pretexto, podemos entender por qué los aristócratas de Atenas siempre se opusieron a la democracia e intentaron tumbarla cada vez que pudieron, como ocurriría, por ejemplo, con la posterior oligarquía de los Treinta Tiranos entre los años 404 y 403 a. C.

El órgano central de la democracia ateniense era la Asamblea, la cual estaba formada por representantes que eran elegidos por el conjunto de ciudadanos de Atenas (conjunto donde no estaban incluidos ni los esclavos, ni los extranjeros ni las mujeres, lo cual reducía considerablemente la cantidad de habitantes de Atenas que eran considerados ciudadanos).

La Asamblea o Ekklesia tenía como principales funciones la elección de algunos funcionarios, llevar a cabo las decisiones ejecutivas (tales como conceder la ciudadanía a alguien o tomar la decisión de ir a la guerra), elaborar las leyes y juzgar delitos y crímenes políticos.

El poder que la Asamblea tenía era desmedido, y a menudo podía volverse contra ciertos personajes ilustres por los motivos más burdos, tal como le pasó al propio Pericles, el cual fue juzgado allá por el 430 a. C. y se defendió con una defensa profundamente emocional (el famoso Discurso fúnebre de Pericles). Aunque sería perdonado un año después y restituido en su cargo de strategos (término usado en la antigua Grecia para designar al comandante en jefe y supremo de un cuerpo militar terrestre), esto sirve para mostrar el enorme poder que tenía la Asamblea.

Sería esta misma Asamblea la que condenaría a muerte a Sócrates en el año 399 a. C. por "corromper la moral de los jóvenes", meramente por dedicarse a debatir con ellos sobre cuestiones trascendentales y por oponerse a la democracia ateniense, aunque es cierto que tuvo relación con los Treinta Tiranos (aun así, no participó en los crímenes de la oligarquía, por mucho que éstos quisiesen involucrarlo).

La Asamblea era capaz de condenar a personas al ostracismo por el simple hecho de no despertar simpatía a la suficiente cantidad de miembros.

Todo un ejemplo de ejercicio arbitrario del poder, joder.

Fue también la democracia ateniense la que masacró a los habitantes de la isla de Melos (los cuales eran aliados de Esparta en la Guerra del Peloponeso), tras un asedio de dos años de duración, donde mataron a todos los hombres que habitaban la isla y vendieron a las mujeres y a los niños como esclavos.

Este último evento ha suscitado un gran debate entre los historiadores y comentaristas políticos, ya que pone en tela de juicio la imagen de la democracia como "garante de derechos y libertades", y hace pensar que la introducción de esta condición como requisito para que un país se considere democrático es más un producto de las Revoluciones liberales que de la tradición democrática.

El caso es que después de la democracia ateniense, se considera que también se establecería un modelo democrático en la antigua Roma (aunque Roma siempre tendió más a ser una plutocracia que una democracia), así como también se ha documentado que existieron repúblicas democráticas en la India, hasta que hacia el año 400 d. C. éstas desaparecieron al ser conquistadas por monarquías militaristas.

Tendríamos que esperar al siglo XVIII para que la concepción moderna que tenemos de una democracia surgiese, siendo fundamental en este sentido la Constitución de los Estados Unidos del año 1787 (y ratificada en 1789), la cual se inspiró en dos documentos legales históricos anteriores: la Carta Magna inglesa del año 1215, y la Bill of Rights del año 1689, documento legal inglés introducido tras el derrocamiento del monarca Jacobo II en la llamada Revolución Gloriosa (1688).

Previamente a la Constitución estadounidense, la Virginia Declaration of Rights, en 1776, ya partiría de los mismos preceptos que luego caracterizarían a la Constitución estadounidense.

¿Qué tenían en común todas estas Constituciones?

Que todas ellas proponían limitaciones al poder de los gobernantes.

Estas Constituciones de finales del siglo XVIII y principios del XIX plasmaban la nueva filosofía política liberal, que se hallaba en crecimiento exponencial a principios del XIX. Una de las Constituciones más liberales de la época sería precisamente la Constitución de Cádiz, del 19 de marzo de 1812.

En el caso de las democracias liberales, el poder del pueblo no vendría dado únicamente por la elección de los miembros de una asamblea, como era el caso de la democracia ateniense.

El poder del pueblo en las democracias y en el constitucionalismo liberal vendría dado por una concepción del pueblo como un ente libre y autónomo que tiene derechos inalienables que lo protegen de los abusos del poder de los gobernantes.

Un elemento que en la democracia ateniense no estaba presente, ya que la democracia ateniense se basaba más en la igualdad entre aquellos habitantes de la polis que tenían el título de ciudadanos que en la libertad (la cual brillaba por su ausencia en Atenas, o al menos tendría severas restricciones, como demostraría el caso de Sócrates).

Por otro lado, a finales del siglo XIX y principios del XX se introduciría el sufragio universal, lo que impediría que las distinciones por sexo, raza, propiedad y estatus socioeconómico estuviesen contempladas en una democracia, lo que redefiniría, nuevamente, el concepto de democracia.

El sufragio universal también ocasionaría que los tradicionales partidos de notables formados por camarillas de aristócratas fuesen desapareciendo paulatinamente, dando paso a los llamados partidos de masas, partidos caracterizados por su fuerte ideologización y por la recogida de protestas de diversos sectores que, de no existir el sufragio universal, probablemente no habrían podido votar.

Fue gracias a este cambio que pudieron surgir tanto los partidos comunistas como los partidos fascistas, de hecho.

Los partidos anteriores a esta etapa de partidos de masas, como dije, eran partidos de notables, es decir, partidos de personas influyentes social o económicamente que solo se activaban en los procesos electorales, que servían para la defensa de sus intereses económicos y que antes de 1850 eran los partidos que copaban el panorama político europeo. Los partidos en un sentido más moderno solamente existirían en Estados Unidos antes de 1850.

¿Por qué menciono a los partidos políticos?

Simple. Los partidarios de la idea de que en España no existe una democracia "real" arguyen que vivimos en una "partitocracia" o "partidocracia" (pongo ambos ejemplos porque he visto la palabra escrita de las dos maneras, simplemente) por el enorme poder que tienen los partidos políticos y la ausencia de separación de poderes.

Pero ignoran que incluso en Estados Unidos (ejemplo más citado de democracia por esta peña) nos encontramos cosas como jueces en el Tribunal Supremo que abiertamente están alineados con los dos principales partidos del país: el Partido Demócrata y el Partido Republicano.

Y, sobre todo, ignoran que la política democrática probablemente no se entendería sin la existencia de partidos políticos, y que la supervivencia de éstos está bastante ligada con la supervivencia de la democracia.

Eso sí, he de reconocer que estoy totalmente de acuerdo con los trevijanistas en que la separación de poderes en España no existe, y que ni siquiera está reconocida constitucionalmente.

Antonio García-Trevijano decía, de hecho, que ningún país tiene una separación real de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, bajo la premisa de que, después de todo, el nombramiento de los unos siempre acaba dependiendo de los otros.

He de decir que este punto me parece sumamente interesante, pero nosotros definiremos la separación de poderes como la existencia de tres poderes separados (legislativo, ejecutivo y judicial), sin que la acción de uno de esos poderes interfiera en la acción de los otros.

¿Ocurre esto en España? Claramente NO.

Para empezar, en la Constitución española la separación de poderes no se incluye en ningún artículo.

Pero Trevijano va más allá, ya que afirma que el sistema proporcional de listas recogido en el artículo 68.3 de la Constitución española impide la existencia de una separación de poderes, bajo el argumento de que no existen elecciones separadas para elegir a los miembros del Gobierno y del Parlamento.

¿Pero qué ocurre? Que esta particularidad tampoco influye como tal en el hecho de que España sea o no una democracia, aunque sí que pone ciertas dudas sobre el efectivo funcionamiento de la representatividad en nuestra democracia y actúa como otra prueba más de la ausencia de separación de poderes.

Pero ya hablaremos de Trevijano y el caso de España en la segunda parte de esta entrada, que no quiero irme por las ramas.

El caso es que, ateniéndonos a la historia, lo que entra dentro de los parámetros de una democracia no es algo estático, sin algo que varía según el contexto histórico. Si no aplicásemos este filtro, como hemos podido comprobar, ni siquiera la democracia ateniense sería una democracia "real".

¿Y por qué pongo "real" entre comillas?

Porque aunque intentemos definir lo que es la democracia, lo cierto es que las definiciones siempre van a ser dependientes de los autores que consultemos, las teorías políticas y los contextos históricos en los cuales surjan.

De hecho, Gustavo Bueno entendió muy bien esto y por eso nunca dio una definición precisa de lo que es la democracia.

Consideraba que la democracia solamente es algo material en un sentido puramente "tecnológico".

Y que en un sentido puramente ideológico o "nematológico" (término que Bueno usa para designar a aquello cuyas partes están relacionadas entre sí, y cuyo todo no puede entenderse sin la unión de las partes, es decir, de forma totalmente aislada), la definición de democracia para Bueno no dice absolutamente nada.

Este es precisamente un punto que suelo recriminar bastante a los seguidores de Rubén Gisbert (para quienes no lo conozcáis, es un abogado y youtuber que reproduce los principales pilares del pensamiento de Trevijano sobre la democracia, la abstención y la Constitución española) cuando únicamente te sueltan que la democracia es "el poder del pueblo".

Esta definición por sí sola no dice nada acerca de cuál sería la forma correcta en que el poder tendría que ser ejercido por el pueblo para que algo se pueda considerar una democracia.

De hecho, esta última cuestión es el objetivo principal de esta entrada.

Hemos visto cómo la definición de democracia puede cambiar a lo largo de la historia, con los cambios de paradigma ideológicos, políticos y sociales vividos en ésta.

Pero no es lo único que puede incidir en qué sería o no la democracia y cuáles serían sus diferentes tipos.

En función de la participación

Otra clasificación tradicional de la democracia en la ciencia política se ha realizado en base a la participación popular en la política en dichos Estados democráticos.

En este sentido, se distinguen cuatro tipos de democracia (aunque estos cuatro tipos no se hubiesen elaborado al mismo tiempo dentro de la teoría política): la democracia representativa o indirecta, la democracia participativa o semidirecta, la democracia directa y la llamada democracia líquida (la cual es muy curiosa y creo que merecería su entrada aparte).

La democracia representativa sería la existente en la mayoría de los Estados a día de hoy.

Es una democracia que funcionaría a través de la elección de los representantes de la ciudadanía mediante el voto en elecciones libres y periódicas.

Punto. No tiene más misterio.

De todos los tipos de democracia, probablemente sería en el que más encajase España, aunque veremos si esto es así en la segunda parte de esta entrada, como ya os he dicho.

En la democracia representativa, el ciudadano ejerce su poder sobre los actores políticos mediante el voto.

Podemos discutir posteriormente hasta qué punto la representación funciona bien o no, pero la definición es esta.

Posteriormente, tenemos también la democracia participativa.

La democracia participativa o semidirecta es un tipo de democracia en el cual los ciudadanos tienen una mayor participación en la toma de decisiones políticas que la que les otorga tradicionalmente la democracia representativa.

Se podría definir como un modelo político que facilita la capacidad de asociación y organización de la ciudadanía, de modo que puedan ejercer una influencia directa en las decisiones públicas que se tomen desde el poder estatal.

¿Tiene España este sistema? Ni de coña, evidentemente.

De hecho, estamos tan lejos de ello aún como un friki que está lleno de granos pajeros, pesa 120 kilos y colecciona cartas de Pokémon de follarse a Scarlett Johansson.

O de follarse siquiera a la rubia buenorra de su clase que actúa de objeto de sus más tórridas fantasías sexuales jo jo jo.

Pero volviendo al tema, aunque la democracia participativa esté aún lejos de darse, al menos en versión completa, en nuestra querida Españita, podría llegar a darse algún día.

Eso sí, el cambio social que tiene que haber en España es enorme, ya que para que una mayor participación funcione, es necesaria una mayor cultura política.

Y el hecho de que Pedro Sánchez siga ganando elecciones demuestra que mucha cultura política no es que tengamos jo jo jo.

Posteriormente, tendríamos la democracia directa.

La democracia directa (a la cual también se le denomina democracia "pura"), es una forma de democracia en la cual el poder es ejercido directamente por el pueblo mediante una asamblea. La capacidad de los ciudadanos de aprobar, modificar o derogar leyes, así como de elegir a los funcionarios públicos y, en definitiva, tener poder directo sobre el rumbo político del país, dependería de las atribuciones de dicha asamblea.

Esta democracia directa ofrecería como principales mecanismos el referéndum o plebiscito, la iniciativa popular, la revocación y la avocación.

Mientras que un referéndum serviría para aprobar o rechazar leyes determinadas, la iniciativa popular permitiría a los ciudadanos de un Estado presentar peticiones a los poderes estatales para que un determinado asunto público, tal como una reforma legislativa o incluso constitucional, sea tomada en consideración por dichos poderes estatales. Esta iniciativa sería posteriormente votada mediante un referéndum vinculante. La revocatoria de mandato serviría como mecanismo para otorgar al pueblo el poder de destituir a un determinado cargo público antes de finalizar su mandato.

El país donde más se practica este modelo de democracia actualmente es Suiza.

Posteriormente, tendríamos la democracia líquida. De esta última tengo pensado escribir una entrada aparte, ya que es un modelo que me resulta interesante.

La democracia líquida consistiría en una versión electrónica de la democracia que cabalgaría entre la democracia representativa y la democracia directa.

Este modelo de democracia incluye la posibilidad de delegar el voto revocable de forma instantánea, de ahí que se le denomine "líquida".

Es decir, que se puede revocar el mandato de un determinado cargo público de forma instantánea, ya que este voto popular de revocación de mandato se realizaría por vía electrónica y no sería necesaria la convocación de elecciones.

Creo que los políticos se lo pensarían mucho antes de tocarnos los cojones en un sistema de democracia líquida.

¿El problema?

Que probablemente necesitemos un gran cambio social y cultural en nuestra sociedad antes de transicionar a un modelo de democracia líquida.

Un cambio social y cultural que podría tardar décadas o incluso siglos en darse o incluso no darse nunca.

Conclusiones

Existen otras formas de clasificar y tipificar la democracia, pero aquí hemos visto las dos principales, para de esta forma poder saber que, al no existir ni siquiera una definición certera de democracia más allá de "sistema de gobierno en el cual el poder recae sobre el pueblo", entonces es perfectamente legítimo considerar la posibilidad de diferentes tipos de democracia, de acuerdo con las diferentes formas en las que el pueblo puede ejercer el poder.

En la segunda parte de esta entrada veremos cómo estos conceptos pueden aplicarse al caso español y, si en el caso de España, estamos verdaderamente ante una democracia o somos únicamente esa especie de oligarquía de partidos que se miden las pollas unos a otros de la que tanto nos habla Rubén Gisbert...

O un poco de ambas cosas.

El caso es que aquí finalizo esta entrada, ya que me he cansado de escribir.

Feliz politiqueo, cabrones.

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